Lista de puntos

Hay 7 puntos en «Camino» cuya materia es Apóstoles → San Juan.

Yo quisiera —me has dicho— que Juan, el adolescente, tuviera una confidencia conmigo y me diera consejos: y me animase para conseguir la pureza de mi corazón.

Si verdaderamente quieres, díselo: y sentirás ánimos y tendrás consejo.

La pureza limpísima de toda la vida de Juan le hace fuerte ante la Cruz. —Los demás apóstoles huyen del Gólgota: él, con la Madre de Cristo, se queda.

—No olvides que la pureza enrecia, viriliza el carácter.

¡Cómo te reías, noblemente, cuando te aconsejé que pusieras tus años mozos bajo la protección de San Rafael!: para que te lleve a un matrimonio santo, como al joven Tobías, con una mujer buena y guapa y rica —te dije, bromista.

Y luego, ¡qué pensativo te quedaste!, cuando seguí aconsejándote que te pusieras también bajo el patrocinio de aquel apóstol adolescente, Juan: por si el Señor te pedía más.

Si no te veo practicar la bendita fraternidad, que de continuo te predico, te recordaré aquellas palabras entrañables de San Juan: «Filioli mei, non diligamus verbo neque lingua, sed opere et veritate» —Hijitos míos, no amemos con la palabra o con la lengua, sino con obras y de verdad.

Lo que a ti te maravilla a mí me parece razonable. —¿Que te ha ido a buscar Dios en el ejercicio de tu profesión?

Así buscó a los primeros: a Pedro, a Andrés, a Juan y a Santiago, junto a las redes: a Mateo, sentado en el banco de los recaudadores...

Y, ¡asómbrate!, a Pablo, en su afán de acabar con la semilla de los cristianos.

«Non manifeste, sed quasi in occulto» —no con publicidad, sino ocultamente: así va Jesús a la fiesta de los Tabernáculos.

Así irá, camino de Emaús, con Cleofás y su compañero. —Así le ve, resucitado, María de Magdala.

Y así —«non tamen cognoverunt discipuli quia Jesus est» —los discípulos no conocieron que era Él— así acudió a la pesca milagrosa que nos cuenta San Juan.

Y más oculto aún, por Amor a los hombres, está en la Hostia.

Como los religiosos observantes tienen afán por saber de qué manera vivían los primeros de su orden o congregación, para acomodarse ellos a aquella conducta, así tú —caballero cristiano— procura conocer e imitar la vida de los discípulos de Jesús, que trataron a Pedro y a Pablo y a Juan, y casi fueron testigos de la Muerte y Resurrección del Maestro.