Lista de puntos
No ocultes a tu Director esas insinuaciones del enemigo. —Tu victoria, al hacer la confidencia, te da más gracia de Dios. —Y además tienes ahora, para seguir venciendo, el don de consejo y las oraciones de tu padre espiritual.
¿Por qué ese reparo de verte tú mismo y de hacerte ver por tu Director tal como en realidad eres?
Habrás ganado una gran batalla si pierdes el miedo a darte a conocer.
Me has escrito: «La sencillez es como la sal de la perfección. Y es lo que a mí me falta. Quiero lograrla, con la ayuda de Él y de usted».
—Ni la de Él ni la mía te faltará. —Pon los medios.
Nunca hables mal de tu hermano, aunque tengas sobrados motivos. —Ve primero al Sagrario, y luego ve al Sacerdote, tu padre, y desahoga también tu pena con él.
—Y con nadie más.
Niño bobo: el día que ocultes algo de tu alma al Director, has dejado de ser niño, porque habrás perdido la sencillez.
Documento imprimido desde https://escriva.org/es/book-subject/camino/907/ (09/05/2024)