Lista de puntos

Hay 4 puntos en «Cartas II» cuya materia es Obra de San Rafael → importancia de la continuidad.

Continuidad en el trato apostólico

Habéis de poner empeño en que haya continuidad en el trato apostólico con los chicos, que no pierdan la ayuda constante de nuestro espíritu, procurando, cuando parece conveniente que dejen de recibir los medios de formación de la obra de San Rafael –por ejemplo, al terminar sus estudios o al consolidar ya su situación profesional–, que se les ponga inmediatamente en relación con la obra de San Gabriel, como colaboradores.

Con frecuencia, si siguen recibiendo nuestra formación durante un periodo más prolongado, podrá madurar en ellos la llamada para una generosa dedicación al servicio de Dios –si Él más adelante lo quiere– en su Opus Dei, dentro del matrimonio o como Numerarios.

También, hijas e hijos míos, veréis cómo –con el pasar de los años– vuelven a tomar contacto con el Opus Dei, a través de la labor de San Gabriel, tantas personas que en su juventud habían participado en nuestro apostolado y a las que después se había perdido de vista, porque su ocupación o sus deberes familiares les llevaron a un lugar lejano de nuestra labor, en aquel momento; y más tarde, el trabajo de la primera hora, aparentemente estéril, da su fruto.

Bien pueden aplicarse a nuestra labor las palabras de la Sagrada Escritura: estas aguas van a la región oriental y bajan a los llanos del desierto, desembocan en el mar, y saldrán y se purificarán. Y todos los vivientes que nadan en las aguas, por dondequiera que entre este río, vivirán; y el pescado será allí abundantísimo, porque al llegar estas aguas, las del mar se sanearán y los peces tendrán vida hasta donde llegue el río. Junto a sus orillas estarán los pescadores, y desde Engadi hasta En-Eglaim será un tendedero de redes, y por sus especies será el pescado tan numeroso como el del mar Grande20.

De esta manera, se les va encaminando, ayudados por la dirección espiritual personal y voluntaria con un sacerdote amigo de Casa y con charlas particulares con un socio de la Obra –o con una asociada, si es mujer–, en la práctica de la vida interior.

Es necesario, pues, no dejarles; que lo que se comenzó, con tan buenos auspicios, con tanta rectitud, se acabe bien. No podemos abandonarles, aunque veamos que no llegarán a tener vocación. Esto podría hacer mucho daño a los interesados, y a la misma labor de San Rafael en general.

Se quedarían resentidos, amargados; hablarían mal de nosotros –con motivo–, enrarecerían el ambiente y dificultarían la tarea con otros, a los que prevendrían contra la Obra. Mucha visión sobrenatural hemos de tener y mucho espíritu de responsabilidad, para poner con estos jóvenes el mismo o mayor empeño que antes, en mantenerlos unidos al apostolado de San Rafael.

Continuidad de la labor durante las vacaciones: el verano

Os he dicho muchas veces, hijas e hijos míos, que para el apostolado no hay vacaciones: la obra de San Rafael se realiza con continuidad a lo largo de todas las épocas del año. Como es natural, la labor que se hace con los estudiantes durante sus vacaciones, tiene características distintas de la que desarrollamos durante el curso escolar. Pero no se interrumpe.

Para la gente joven, hay un tiempo que puede ser muy peligroso: los meses de verano, que casi necesariamente suponen un alejamiento de la mayoría de sus compañeros, que asisten con ellos a la tarea de la obra. Por eso, hay que procurar por los medios ordinarios que el verano no suponga un corte total en el trato.

Es preciso que la relación con los chicos no pierda continuidad. Habéis de ayudarles a que sean fieles a las normas de piedad que han empezado a vivir; a que hagan algo de apostolado en el ambiente en el que pasen las vacaciones; a que empleen bien el tiempo, mejorando su formación cultural, estudiando un idioma, y también descansando: siempre he dicho a los chicos que el descanso –que no consiste en no hacer nada, sino en cambiar de ocupación– es importante, e incluso he querido que sea materia del examen de su retiro mensual.

Para que no pierdan el contacto con la casa que frecuentan durante el curso, podréis organizar algunas excursiones que os den ocasión de verles; o poneros de acuerdo con varios de ellos, y así encontraros en un lugar más o menos equidistante, etc. Donde haya algunos que pasan el verano en lugares próximos, cada uno de ellos ha de tener empeño en no dejar de tratar a los otros. Y en todo caso, siempre es posible escribirles con frecuencia, o hacer que les escriban sus compañeros más maduros, colaborando con vosotros.

¡Cuánto he practicado yo el apostolado epistolar con mis chicos de San Rafael, cuando no los tenía cerca! A veces, tres o cuatro cartas seguidas, antes de recibir contestación. Si no podía escribirles extensamente, les ponía unas pocas letras: algo que fuera una llamada, un estímulo, un recordatorio también para sus propósitos.

El Espíritu Santo movía al Apóstol Juan a hacer lo mismo: scribo vobis, iuvenes, quoniam fortes estis, et verbum Dei manet in vobis, et vicistis malignum36; os escribo, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno.

También durante el verano, para que mejoren en nuestro espíritu, es necesario que todos los que vienen a las casas de San Rafael cumplan bien su plan de vida mínimo, y hagan apostolado y proselitismo. Apostolado con sus amigos y compañeros que están más verdes, menos preparados, y de este modo podrán traer después a casa a aquellos que lo merezcan. Sería una vergüenza que, con el pretexto de no complicarles la vida, contribuyéramos a que hagan unas vacaciones de paganos.

Notas
20

Ez 47,8-10.

Referencias a la Sagrada Escritura
Notas
36

1 Jn 2,14.

Referencias a la Sagrada Escritura