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Para que no pierdan el contacto con la casa que frecuentan durante el curso, podréis organizar algunas excursiones que os den ocasión de verles; o poneros de acuerdo con varios de ellos, y así encontraros en un lugar más o menos equidistante, etc. Donde haya algunos que pasan el verano en lugares próximos, cada uno de ellos ha de tener empeño en no dejar de tratar a los otros. Y en todo caso, siempre es posible escribirles con frecuencia, o hacer que les escriban sus compañeros más maduros, colaborando con vosotros.

¡Cuánto he practicado yo el apostolado epistolar con mis chicos de San Rafael, cuando no los tenía cerca! A veces, tres o cuatro cartas seguidas, antes de recibir contestación. Si no podía escribirles extensamente, les ponía unas pocas letras: algo que fuera una llamada, un estímulo, un recordatorio también para sus propósitos.

El Espíritu Santo movía al Apóstol Juan a hacer lo mismo: scribo vobis, iuvenes, quoniam fortes estis, et verbum Dei manet in vobis, et vicistis malignum36; os escribo, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno.

También durante el verano, para que mejoren en nuestro espíritu, es necesario que todos los que vienen a las casas de San Rafael cumplan bien su plan de vida mínimo, y hagan apostolado y proselitismo. Apostolado con sus amigos y compañeros que están más verdes, menos preparados, y de este modo podrán traer después a casa a aquellos que lo merezcan. Sería una vergüenza que, con el pretexto de no complicarles la vida, contribuyéramos a que hagan unas vacaciones de paganos.

Notas
36

1 Jn 2,14.

Referencias a la Sagrada Escritura
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