Lista de puntos

Hay 3 puntos en «Cartas II» cuya materia es Trabajo → prestigio profesional .

Sin embargo –dejadme que insista una vez más–, toda esa labor que nos espera en el campo de la enseñanza no podrá ser eficaz si no se apoya también en un sólido prestigio profesional. De ahí la obligación grave –de todos los que se dediquen a esta tarea– de poner los medios, para mejorar la propia formación científica y didáctica: con un estudio serio e intenso, con la preparación de publicaciones cuidadas y ricas de contenido, con la participación en congresos y reuniones de carácter local, nacional e internacional; con la oportuna dedicación a labores de investigación, etc.

Será deber de los Directores cuidar de que nunca desfallezca, en esos hermanos suyos, este empeño: animándoles, al hacerles ver las amplias perspectivas de apostolado que ofrece su trabajo profesional. Sueño con que haya pronto profesionales de prestigio ya logrado que, con cariño fraterno y con deseos de servicio, orienten y promuevan esa tarea de formación profesional, transmitiendo a los demás –con verdadera humildad– su ciencia y su rica experiencia en este terreno, sabiendo descubrir y formar a quienes tengan condiciones para la enseñanza.

Deseo que, en cuanto lo permita el desarrollo de la labor apostólica, haya en todas las Regiones a donde vayamos una o más casas destinadas especialmente a los hijos míos –y lo mismo para la Sección femenina– que preparen concursos, oposiciones, exámenes, etc., para puestos docentes; casas que tengan el ambiente de estudio y la tranquilidad necesaria, con los medios idóneos para ese trabajo, con una completa información acerca de las bibliotecas públicas, y todo cuanto pueda facilitar esa preparación.

Al deseo que tenéis de mejorar continuamente vuestra formación, a vuestro afán de aprender, la Obra corresponde proporcionándoos, en la medida y en la forma que requieren las circunstancias personales de cada uno, un conocimiento exacto del dogma y de la moral, de la Sagrada Escritura y de la liturgia, de la historia y del derecho de la Iglesia; de manera que más fácilmente podáis elevar al plano sobrenatural los conocimientos humanos, y convertirlos en instrumento de apostolado.

Pero habéis de adquirir también la preparación profesional adecuada –cada uno la que es propia de su ocupación en la sociedad, de su empleo público intelectual o manual–, para poder realizar con eficacia ese apostolado de la doctrina, a través de vuestras personales actividades, de vuestro trabajo ordinario.

Difícilmente podrá ser santificado el trabajo, si no se hace con perfección también humana; y, sin esa perfección humana, difícilmente –por no decir de ningún modo– se podrá alcanzar el prestigio profesional necesario, la cátedra desde la cual se enseñe a los demás a santificar ese trabajo y a acomodar la vida a las exigencias de la fe cristiana.

Es preciso, por tanto, poner todos los medios necesarios para lograr esa buena instrucción profesional, y para conseguir que se mantenga al día. Tenemos los mismos derechos y las mismas posibilidades que cualquier ciudadano: acudimos a los centros docentes, públicos o privados, que ofrezcan las máximas garantías de procurar esa buena preparación cultural, lo mismo para una labor intelectual que para el ejercicio de un oficio manual.

Al que pueda ser sabio no le perdonamos que no lo sea; pero no es preciso, ni necesario, que todos lo seáis. En cambio es necesario que todos los socios del Opus Dei sean doctos, competentes en su labor profesional, con prestigio de rectitud y de ciencia o de arte entre sus colegas.