Lista de puntos

Hay 3 puntos en «Cartas II» cuya materia es Unidad → favorecerla con todos.

Fomentar la paz y la unidad

El apostolado de la Obra –precisamente porque está empapado de una real fraternidad– ha de tender a crear a nuestro alrededor, al fomentar la comprensión recíproca, un ambiente de paz y de serena convivencia, que remueva los posibles obstáculos –¡cuántos todavía!– que se opongan a la unidad de los hombres entre sí y con el Señor.

Por tanto, es ajeno al espíritu de la Obra todo lo que signifique una limitación, un empequeñecimiento pueblerino o egoísta de la visión cristiana del mundo, de los hombres y de las cosas. Hacemos nuestra la enseñanza de San Pablo a los de Corinto, refiriéndose a la unidad de la Iglesia, figura de la unidad de todo el género humano: somos bautizados en un mismo espíritu para componer un solo cuerpo, ya seamos judíos, ya gentiles, ya esclavos, ya libres, y todos hemos bebido un mismo Espíritu93.

Esta entraña efectivamente católica del Opus Dei nos exige tener un ánimo grande, universal, capaz de sacar tantas cosas buenas del tesoro de nuestro corazón –de bono thesauro profert bona94–, para superar y abatir las numerosas barreras mentales y psicológicas que los hombres ponen a la fraternidad de los hijos de Dios.

Una de esas barreras –quizá la más perniciosa, en esta época histórica del mundo– es el nacionalismo, que dificulta la comprensión y la convivencia, que es incompatible con el auténtico amor a la propia patria y que es un gran obstáculo para la búsqueda del bien común de la sociedad humana.

La mayor exageración, la dificultad más nociva, se daría si ese nacionalismo se llevase a las cosas de Dios, que es donde mayormente ha de resplandecer la unión de todo y de todos en el amor de Jesucristo95.

La realidad de esta unión en la caridad cristiana ha de manifestarse con obras –en todo el ámbito de la sociedad de los hombres– y no admite el clasismo, menos aún el espíritu de casta o de secta: ya no hay distinción de judío, ni de griego; ni de siervo, ni libre; ni tampoco de hombre, ni mujer; porque todos vosotros sois una cosa en Jesucristo96.

Lograr esta unidad y hacer que permanezca, es tarea difícil, que se alimenta de actos de humildad, de renuncias, de silencios, de saber escuchar y comprender, de saber noblemente interesarse por el bien del prójimo, de saber disculpar siempre que haga falta: de saber amar verdaderamente, con obras.

A esta grande tarea cristiana hemos de contribuir nosotros con un decidido empeño apostólico, haciendo que todos los que se acerquen a la Obra se sientan movidos a trabajar en favor de esa unidad, de la mutua comprensión que lleva a la convivencia y al bienestar humano, espiritual y material.

Notas
93

1 Co 12,13.

Referencias a la Sagrada Escritura
Notas
94

Mt 12,35.

95

Cfr. 1 Co 10,17.

Referencias a la Sagrada Escritura
Notas
96

Ga 3,28.

Referencias a la Sagrada Escritura