Lista de puntos

Hay 5 puntos en «Cartas II» cuya materia es Apostolado → de amistad y confidencia.

Por el mismo motivo –es decir, porque la actividad de esos religiosos es de carácter eclesiástico, y la nuestra es secular, profesional–, de ordinario no convendrá que trabajemos con los religiosos, y menos en centros dirigidos por ellos.

De esa forma, además, se evita con delicadeza que puedan darse inútiles incomprensiones –aunque sean pequeñas– sobre la conveniencia de seguir o no un determinado método pedagógico, sobre la labor apostólica que los profesores puedan hacer con sus propios alumnos, etc. Y principalmente se evita que gente desorientada nos tome por religiosos.

Serán, por tanto, los centros de enseñanza oficiales y los privados con prestigio –que no estén dirigidos por religiosos– los lugares donde tendremos que ejercitar esa profesión docente: prestando un servicio leal, con amplitud de miras, con espíritu de libertad y fomentando siempre la colaboración con otros centros.

Y tomaremos ocasión de ese trabajo profesional para hacer, con los maestros y con los profesores, con los alumnos y con las familias de los alumnos, ese eficacísimo apostolado personal de amistad y de confidencia, que nos exige nuestra vocación peculiar.

No faltará incluso quien, como Nicodemo –que fue de noche a Jesús90–, buscará en esa discreta llaneza de la amistad, escondida a la indiscreta curiosidad de la gente, el modo de vencer respetos humanos y de buscar la verdad divina, que anhela en su interior.

Bien puede decirse, hijos de mi alma, que el fruto mayor de la labor del Opus Dei es el que obtienen sus miembros personalmente, con el apostolado del ejemplo y de la amistad leal con sus compañeros de profesión: en la universidad o en la fábrica, en la oficina, en la mina o en el campo.

Es un trabajo de irradiación, de ejemplo y de doctrina, constante, humilde, silencioso, pero eficacísimo, cuyos frutos difícilmente pueden reflejar las estadísticas.

Es verdad que es mejor confiar en Dios que en los hombres, bonum est confidere in Domino, quam confidere in homine105. Por eso os digo: depositad, sobre todo, vuestra confianza en Dios, pero tened también confianza en vuestros hermanos. Con vuestra caridad, con vuestra comprensión, sembrando siempre con la debida prudencia –pero a manos llenas– la seguridad a vuestro alrededor, haced difícil, imposible, que los hombres no se sientan obligados a corresponder a la abierta caridad de vuestro trato.

Al mismo tiempo, con el respeto y el amor que profesamos a la libertad de las conciencias, a través de este apostolado de la confidencia y de la amistad, meteos en la vida de los demás –como Jesucristo se metió en la nuestra– y haced proselitismo incansablemente: para que nadie con vocación a la Obra pueda excusarse como los trabajadores ociosos de la parábola: quia nemo nos conduxit106, porque nadie les dijo nada.

Pensad, además, que tenemos el derecho y el deber de asegurar, a esta maravillosa Familia nuestra, todos los hijos que el Señor tiene dispuestos desde la eternidad: para que perdure mientras haya hombres sobre la tierra, para que Jesucristo tome posesión de tantas almas, que tienen hambre y sed de Dios107.

En qué momento se incorpora a un chico a la obra de San Rafael

No es necesario esperar a tener una amistad íntima, para tratar de incorporar a un chico o a una chica a la labor de San Rafael. Pero sí será indispensable que sea amigo vuestro –porque sois de la misma ciudad y os habéis tratado allí, porque sois parientes, porque tenéis estudios comunes, o simplemente porque otro amigo os lo ha presentado–, para que sobre esa relación inicial se entable entre vosotros un cambio de ideas, que sirva de base para exponerle lo que pretendemos.

Sería necio que, sin más ni más, a uno que hemos tratado por primera vez, le hablemos de una Residencia o de otra obra corporativa, de unas clases de formación del Opus Dei, etc., puesto que lo más probable será que no nos entienda.

Y si han llegado a sus oídos falsas noticias sobre la Obra –ésas que suele hacer rodar la gente mal intencionada o ignorante–, puede ser que crea que queremos pescarle, y dé la espantada. Será más difícil, en la mayoría de los casos, que a un amigo, que está en esas condiciones y con el que hayamos hablado así, podamos recuperarlo y hacer nada positivo con él: si no nos da un no rotundo o no elude el contacto con nosotros desde el primer momento, por cortesía o por falta de personalidad, nos estará engañando, nos engañaremos a nosotros mismos y perderemos el tiempo.

Esa relación previa es indispensable, para que la amistad nos permita conocer al que tratamos y, convencidos de que reúne las condiciones mínimas de selección, se le hable de la necesidad de un ideal por el que luchar; que no es otro que un catolicismo bien vivido, que ayude a conseguir también el mejoramiento de la sociedad y la solución de todos los problemas que este mundo presenta.

Le diremos que eso se puede lograr a base del mejoramiento de la conducta individual de cada uno, con una revalorización de las virtudes humanas, por lo general olvidadas; y que, como luchar solos es difícil, necesitamos apoyarnos unos en otros para perseverar en esa lucha. De esta manera, obtendremos los datos necesarios, porque, quien no sea capaz de comprender la Obra, no sirve para la labor de San Rafael.

Después habrá que considerar especialmente las virtudes humanas del posible candidato, sobre las que siempre se puede hacer una labor espiritual, mediante la gracia: que sea sincero, generoso, trabajador, noble, discreto, optimista. Los frívolos, con una frivolidad ya arraigada, no es fácil que puedan cambiar con las clases de formación.

También habrá que tener en cuenta la inteligencia, el porte exterior –para sostener el tono humano de la Obra–, la fama, el ascendiente entre sus compañeros y amigos, la capacidad para asimilar las ideas que se le enseñen.

No olvidéis que aquel que tuviera, por ejemplo, una deformación de piedad, y la mantuviese como un dogma inatacable, difícilmente encajaría, porque sostendrá sus criterios propios ya arraigados de apostolado, y la labor entre los demás será negativa.

Notas

Sobre la distinción con la actividad de los religiosos, ver glosario (N. del E.).

Notas
90

Cfr. Jn 3,1-3.

Referencias a la Sagrada Escritura
Notas

Sobre el significado del “proselitismo” en san Josemaría, ver glosario (N. del E.).

105

Sal 118[117],8.

106

Mt 20,7.

107

Cfr. Jn 6,35.

Referencias a la Sagrada Escritura