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Hay 2 puntos en «Cartas II» cuya materia es Contemplación → en medio del mundo.

Contemplativos en medio del mundo

Almas contemplativas en medio del mundo: eso son los hijos míos en el Opus Dei, eso habéis de ser siempre para asegurar vuestra perseverancia, vuestra fidelidad a la vocación recibida. Y en cada instante de nuestra jornada, podremos exclamar sinceramente: loquere, Domine, quia audit servus tuus52; habla, Señor, que tu siervo escucha.

Dondequiera que estemos, en medio del rumor de la calle y de los afanes humanos –en la fábrica, en la universidad, en el campo, en la oficina o en el hogar–, nos encontraremos en sencilla contemplación filial, en un constante diálogo con Dios.

Porque todo –personas, cosas, tareas– nos ofrece la ocasión y el tema de una continua conversación con el Señor: lo mismo que a otras almas, con vocación diversa, les facilita la contemplación el abandono del mundo –el contemptus mundi– y el silencio de la celda o del desierto. A nosotros, hijos míos, el Señor nos pide solo el silencio interior –acallar las voces del egoísmo del hombre viejo–, no el silencio del mundo: porque el mundo no puede ni debe callar para nosotros.

Sin ese trato fiel con nuestro Padre Dios, al que estamos llamados por nuestra misma vocación, os puedo asegurar que es muy difícil perseverar en el Opus Dei. Por eso, todo lo que hagáis, hacedlo de buena gana, como quien sirve a Dios y no a los hombres, sabiendo que recibiréis del Señor la herencia del cielo por galardón; pues a Cristo Nuestro Señor es a quien servís53.

Con esta unidad de vida, con este afán de contemplación en medio del mundo –en medio de la calle: al aire, al sol, bajo la lluvia–, no solo os dominará el deseo de permanecer en la tarea temporal, de no alejaros de las realidades terrenas, sino que os arrastrará el afán apostólico de penetrar valientemente en todas esas realidades seculares, para desentrañar las exigencias divinas que contienen; para enseñar que la fraternidad de los hijos de Dios –la fraternidad humana tiene sentido sobrenatural– es la gran solución que se ofrece a los problemas del mundo; para sacar a los hombres de su caparazón de egoísmo; para asegurar, a la vez, la necesaria personalidad y la verdadera libertad, qua libertate Christus nos liberavit54, a los que están como disueltos en la masa; para, en una palabra, abrir a los hombres los caminos divinos de la tierra.

Notas
52

1 S 3,9.

Referencias a la Sagrada Escritura
Notas
53

Col 3,23-24.

54

Ga 4,31.

Referencias a la Sagrada Escritura