Lista de puntos

Hay 12 puntos en «Forja» cuya materia es Jesucristo → Humanidad Santísima del Señor.

Dios mío, veo que no te aceptaré como mi Salvador, si no te reconozco al mismo tiempo como Modelo.

—Pues que quisiste ser pobre, dame amor a la Santa Pobreza. Mi propósito, con tu ayuda, es vivir y morir pobre, aunque tenga millones a mi disposición.

Jesús es el modelo: ¡imitémosle!

—Imitémosle, sirviendo a la Iglesia Santa y a todas las almas.

Al contemplar la escena de la Encarnación, refuerza en tu alma la decisión de "la humildad práctica". Mira que El se abajó, tomando nuestra pobre naturaleza.

—Por eso, en cada jornada, has de reaccionar ¡inmediatamente!, con la gracia de Dios, aceptando —queriendo— las humillaciones que el Señor te depare.

¿No te conmueve oír una palabra de cariño para tu madre?

—Pues al Señor le ocurre igual. No podemos separar a Jesús de su Madre.

No estás solo. —Ni tú ni yo podemos encontrarnos solos. Y menos, si vamos a Jesús por María, pues es una Madre que nunca nos abandonará.

La alegría, el optimismo sobrenatural y humano, son compatibles con el cansancio físico, con el dolor, con las lágrimas —porque tenemos corazón—, con las dificultades en nuestra vida interior o en la tarea apostólica.

El, «perfectus Deus, perfectus Homo» —perfecto Dios y perfecto Hombre—, que tenía toda la felicidad del Cielo, quiso experimentar la fatiga y el cansancio, el llanto y el dolor…, para que entendamos que ser sobrenaturales supone ser muy humanos.

Jesús-niño, Jesús-adolescente: me gusta verte así, Señor, porque… me atrevo a más. Me gusta verte chiquitín, como desamparado, para hacerme la ilusión de que me necesitas.

Deténte a considerar la ira santa del Maestro, cuando ve que, en el Templo de Jerusalén, maltratan las cosas de su Padre.

—¡Qué lección, para que nunca te quedes indiferente, ni seas cobarde, cuando no tratan respetuosamente lo que es de Dios!

Enamórate de la Santísima Humanidad de Jesucristo.

—¿No te da alegría que haya querido ser como nosotros? ¡Agradece a Jesús este colmo de bondad!

Ponte muy cerca de tu Madre la Virgen. —Tú debes estar siempre unido a Dios: busca la unión con El, junto a su Madre bendita.

Si buscas a María, encontrarás "necesariamente" a Jesús, y aprenderás —siempre con mayor profundidad— lo que hay en el Corazón de Dios.

Jesús, que tu Sangre de Dios penetre en mis venas, para hacerme vivir, en cada instante, la generosidad de la Cruz.