Lista de puntos

Hay 12 puntos en «Forja» cuya materia es Oración → necesidad.

Al emprender cada jornada para trabajar junto a Cristo, y atender a tantas almas que le buscan, convéncete de que no hay más que un camino: acudir al Señor.

—¡Solamente en la oración, y con la oración, aprendemos a servir a los demás!

Orar es el camino para atajar todos los males que padecemos.

La caridad todo lo alcanza. Sin caridad, nada puede hacerse.

¡Amor!, pues: es el secreto de tu vida… ¡Ama! Sufre con alegría. Enrecia tu alma. Viriliza tu voluntad. Asegura tu entrega al querer de Dios y, con esto, vendrá la eficacia.

El apóstol sin oración habitual y metódica cae necesariamente en la tibieza…, y deja de ser apóstol.

Repite en tu oración personal, cuando sientas la flaqueza de la carne: ¡Señor, Cruz para este pobre cuerpo mío, que se cansa y que se subleva!

¡Llénate de fe, de seguridad! —Nos lo dice el Señor por boca de Jeremías: «orabitis me, et ego exaudiam vos» —siempre que acudáis a Mí, ¡siempre que hagáis oración!, Yo os escucharé.

Siempre que hagas oración, esfuérzate por tener la fe de los enfermos del Evangelio. Debes estar seguro de que Jesús te escucha.

El sistema, el método, el procedimiento, la única manera de que tengamos vida —abundante y fecunda en frutos sobrenaturales— es seguir el consejo del Espíritu Santo, que nos llega a través de los Hechos de los Apóstoles: «omnes erant perseverantes unanimiter in oratione» —todos perseveraban unánimemente en la oración.

—Sin oración, ¡nada!

Para acercarte a Dios, para volar hasta Dios, necesitas las alas recias y generosas de la Oración y de la Expiación.

La oración es el arma más poderosa del cristiano. La oración nos hace eficaces. La oración nos hace felices. La oración nos da toda la fuerza necesaria, para cumplir los mandatos de Dios.

—¡Sí!, toda tu vida puede y debe ser oración.

Todo cristiano debe buscar y tratar a Cristo, para poder amarle siempre más. —Pasa como con el noviazgo: el trato es necesario, porque, si dos personas no se tratan, no pueden llegar a quererse. Y nuestra vida es de Amor.

Asegura Santa Teresa que "quien no hace oración no necesita demonio que le tiente; en tanto que, quien tiene tan sólo un cuarto de hora al día, necesariamente se salva"…, porque el diálogo con el Señor —amable, aun en los tiempos de aspereza o de sequedad del alma— nos descubre el auténtico relieve y la justa dimensión de la vida.

Sé alma de oración.

Referencias a la Sagrada Escritura
Referencias a la Sagrada Escritura
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