Lista de puntos

Hay 12 puntos en «Forja» cuya materia es Trabajo → perfección humana y rectitud de intención.

Cualquier trabajo, aun el más escondido, aun el más insignificante, ofrecido al Señor, ¡lleva la fuerza de la vida de Dios!

Dedicaremos todos los afanes de nuestra vida —grandes y pequeños— a la honra de Dios Padre, de Dios Hijo, de Dios Espíritu Santo.

—Recuerdo con emoción el trabajo de aquellos universitarios brillantes —dos ingenieros y dos arquitectos—, ocupados gustosamente en la instalación material de una residencia de estudiantes. En cuanto colocaron el encerado en una clase, lo primero que escribieron los cuatro artistas fue: «Deo omnis gloria!» —toda la gloria para Dios.

—Ya sé que te encantó, Jesús.

Estamos obligados a trabajar, y a trabajar a conciencia, con sentido de responsabilidad, con amor y perseverancia, sin abandonos ni ligerezas: porque el trabajo es un mandato de Dios, y a Dios, como dice el salmista, hay que obedecerle «in lætitia» —¡con alegría!

Si queremos de veras santificar el trabajo, hay que cumplir ineludiblemente la primera condición: trabajar, ¡y trabajar bien!, con seriedad humana y sobrenatural.

Ese trabajo acabado a medias es sólo una caricatura del holocausto que Dios te pide.

Ha querido el Señor que sus hijos, los que hemos recibido el don de la fe, manifestemos la original visión optimista de la creación, el "amor al mundo" que late en el cristianismo.

—Por tanto, no debe faltar nunca ilusión en tu trabajo profesional, ni en tu empeño por construir la ciudad temporal.

Has de permanecer vigilante, para que tus éxitos profesionales o tus fracasos —¡que vendrán!— no te hagan olvidar, aunque sólo sea momentáneamente, cuál es el verdadero fin de tu trabajo: ¡la gloria de Dios!

La responsabilidad cristiana en el trabajo no se traduce sólo en llenar las horas, sino en realizarlo con competencia técnica y profesional… y, sobre todo, con amor de Dios.

Por medio de tu trabajo profesional, acabado con la posible perfección sobrenatural y humana, puedes —¡debes!— dar criterio cristiano en los lugares donde ejerzas tu profesión u oficio.

Has de trabajar con tal visión sobrenatural, que sólo te dejes absorber por tu actividad para divinizarla: así lo terreno se hace divino, lo temporal se hace eterno.

La lucha interior no nos aleja de nuestras ocupaciones temporales: ¡nos conduce a terminarlas mejor!

Con tu doctrina de cristiano, con tu vida íntegra y con tu trabajo bien hecho, tienes que dar buen ejemplo, en el ejercicio de tu profesión, y en el cumplimiento de los deberes de tu cargo, a los que te rodean: tus parientes, tus amigos, tus compañeros, tus vecinos, tus alumnos… —No puedes ser un chapucero.

Referencias a la Sagrada Escritura
Referencias a la Sagrada Escritura