Lista de puntos

Hay 12 puntos en «Forja» cuya materia es Voluntad de Dios → amor, identificación .

Así concluía su oración aquel amigo nuestro: "amo la Voluntad de mi Dios: por eso, en completo abandono, que El me lleve como y por donde quiera".

No desees nada para ti, ni bueno ni malo: quiere solamente, para ti, lo que Dios quiera.

Sea lo que fuere, viniendo de su mano, de Dios, por malo que a los ojos de los hombres parezca, con la ayuda del Señor, a ti te parecerá bueno ¡y muy bueno!, y dirás, siempre con mayor convencimiento: «et in tribulatione mea dilatasti me…, et calix tuus inebrians, quam præclarus est!» —en la tribulación me he gozado…, ¡qué maravilloso es tu cáliz, que embriaga todo mi ser!

Ojalá pueda decirse que la característica que define tu vida es "amar la Voluntad de Dios".

Señor, que desde ahora sea otro: que no sea "yo", sino "aquél" que Tú deseas.

—Que no te niegue nada de lo que me pidas. Que sepa orar. Que sepa sufrir. Que nada me preocupe, fuera de tu gloria. Que sienta tu presencia de continuo.

—Que ame al Padre. Que te desee a Ti, mi Jesús, en una permanente Comunión. Que el Espíritu Santo me encienda.

Cuando ames de verdad la Voluntad de Dios, no dejarás de ver, aun en los momentos de mayor trepidación, que nuestro Padre del Cielo está siempre cerca, muy cerca, a tu lado, con su Amor eterno, con su cariño infinito.

Repite con frecuencia: Jesús, si alguna vez se insinúa en mi alma la duda entre lo que Tú me pides o seguir otras ambiciones nobles, te digo desde ahora que prefiero tu camino, cueste lo que cueste. ¡No me dejes!

Jesús sabe bien lo que conviene…, y yo amo y amaré siempre su Voluntad. El es el que maneja "los muñecos" y, si es un medio para nuestro fin, a pesar de esos hombres sin Dios que se empeñan en poner obstáculos, me dará lo que pido.

Haz así tu oración: si he de hacer algo de provecho, Jesús, has de hacerlo Tú por mí. Que se cumpla tu Voluntad: la amo, ¡aunque tu Voluntad permita que yo esté siempre como ahora, penosamente cayendo, y Tú levantándome!

Di despacio, con ánimo sincero: nunc coepi! —¡ahora comienzo!

No te desanimes si, desgraciadamente, no ves en ti la mudanza, efecto de la diestra del Señor…: desde la bajeza tuya, puedes gritar: ¡ayúdame, Jesús mío, porque quiero cumplir tu Voluntad…, tu amabilísima Voluntad!

Habrás pensado alguna vez, con santa envidia, en el Apóstol adolescente, Juan, quem diligebat Iesus —al que amaba Jesús.

—¿No te gustaría merecer que te llamaran "el que ama la Voluntad de Dios"? Pon los medios, día a día.

Dile: Señor, nada quiero mas que lo que Tú quieras. Aun lo que en estos días vengo pidiéndote, si me aparta un milímetro de la Voluntad tuya, no me lo des.

Jesús, en tus brazos confiadamente me pongo, escondida mi cabeza en tu pecho amoroso, pegado mi corazón a tu Corazón: quiero, en todo, lo que Tú quieras.

Referencias a la Sagrada Escritura
Referencias a la Sagrada Escritura
Referencias a la Sagrada Escritura