Lista de puntos

Todo lo que ahora te preocupa cabe dentro de una sonrisa, esbozada por amor de Dios.

Al extinguirse las llamaradas del primer entusiasmo, el avance a oscuras se torna penoso. —Pero ese progreso, que cuesta, es el más firme. Y luego, cuando menos lo esperes, cesará la oscuridad y volverán el entusiasmo y el fuego. ¡Persevera!

¡Grítaselo fuerte, que ese grito es chifladura de enamorado!: Señor, aunque te amo…, ¡no te fíes de mí! ¡Atame a Ti, cada día más!

Fomenta, en tu alma y en tu corazón —en tu inteligencia y en tu querer—, el espíritu de confianza y de abandono en la amorosa Voluntad del Padre celestial… —De ahí nace la paz interior que ansías.

Cuando te abandones de verdad en el Señor, aprenderás a contentarte con lo que venga, y a no perder la serenidad, si las tareas —a pesar de haber puesto todo tu empeño y los medios oportunos— no salen a tu gusto… Porque habrán “salido” como le conviene a Dios que salgan.

Paradoja: desde que me decidí a seguir el consejo del Salmo: “arroja sobre el Señor tus preocupaciones, y El te sostendrá”, cada día tengo menos preocupaciones en la cabeza… Y a la vez, con el trabajo oportuno, se resuelve todo, ¡con más claridad!

Aquel sacerdote amigo trabajaba pensando en Dios, asido a su mano paterna, y ayudando a que los demás asimilaran estas ideas madres. Por eso, se decía: cuando tú mueras, todo seguirá bien, porque continuará ocupándose El.