Lista de puntos

Hay 12 puntos en «Surco» cuya materia es Unidad de vida.

Oyeme bien y hazme eco: el cristianismo es Amor; el trato con Dios es diálogo eminentemente afirmativo; la preocupación por los demás —el apostolado— no es un artículo de lujo, ocupación de unos pocos.

—Ahora que lo sabes, llénate de gozo, porque tu vida ha adquirido un sentido completamente distinto, y sé consecuente.

No me digas que cuidas tu vida interior, si no haces un apostolado intenso, sin pausa: el Señor —a Quien tú me aseguras que tratas— quiere que todos los hombres se salven.

Cristo espera mucho de tu labor. Pero has de ir a buscar a las almas, como el Buen Pastor salió tras la oveja centésima: sin aguardar a que te llamen. Luego, sírvete de tus amigos para hacer bien a otros: nadie puede sentirse tranquilo —díselo a cada uno— con una vida espiritual que, después de llenarle, no rebose hacia fuera con celo apostólico.

No se puede separar la religión de la vida, ni en el pensamiento, ni en la realidad cotidiana.

Te entiendo perfectamente cuando me escribes sobre tu apostolado: “voy a hacer tres horas de oración con la Física. Será un bombardeo para que «caiga» otra posición, que se halla al otro lado de la mesa de la biblioteca…, y usted ya le conoció cuando vino por aquí”.

Recuerdo tu alegría, mientras me escuchabas que entre la oración y el trabajo no debe haber solución de continuidad.

No te escandalices porque haya malos cristianos, que bullen y no practican. El Señor —escribe el Apóstol— “ha de pagar a cada uno según sus obras”: a ti, por las tuyas; y a mí, por las mías.

—Si tú y yo nos decidimos a portarnos bien, de momento ya habrá dos pillos menos en el mundo.

Dices que eres católico… —Por eso, qué pena me das, cuando compruebo que tus convicciones no son lo suficientemente sólidas, como para llevarte a vivir un catolicismo de acción, sin soluciones de continuidad y sin salvedades.

¡Muchas veces la verdad es tan inverosímil!… sobre todo, porque siempre exige coherencia de vida.

No te portes como un memo: nunca es fanatismo querer cada día conocer mejor, y amar más, y defender con mayor seguridad, la verdad que has de conocer, amar y defender.

En cambio —lo digo sin miedo— caen en el sectarismo los que se oponen a esta lógica conducta, en nombre de una falsa libertad.

Resulta fácil —también ocurría en tiempo de Jesucristo— decir que no: negar o poner en entredicho una verdad de fe. —Tú, que te declaras católico, has de partir del “sí”.

—Después, con el estudio, serás capaz de exponer los motivos de tu certeza: de que no hay contradicción —no la puede haber— entre Verdad y ciencia, entre Verdad y vida.

No me abandones la tarea, no te apartes del camino, aunque hayas de convivir con personas llenas de prejuicios, como si la base de los razonamientos, o el significado de los términos, quedase definido por el comportamiento o por las afirmaciones de ellos.

—Esfuérzate para que te entiendan…, pero, si no lo consigues, sigue adelante.

Le has explicado tus ideales y tu conducta, segura, firme, de católico: y pareció que aceptaba y comprendía el camino. —Pero luego te has quedado con la duda de si habrá ahogado su comprensión entre sus no muy ordenadas costumbres…

—Búscale de nuevo, y aclárale que la verdad se acepta para vivirla o para intentar vivirla.

Referencias a la Sagrada Escritura
Referencias a la Sagrada Escritura
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