Lista de puntos

Hay 10 puntos en «Camino» cuya materia es Gobierno.

No reprendas cuando sientes la indignación por la falta cometida. —Espera al día siguiente, o más tiempo aún. —Y después, tranquilo y purificada la intención, no dejes de reprender. —Vas a conseguir más con una palabra afectuosa que con tres horas de pelea. —Modera tu genio.

Tu misma inexperiencia te lleva a esa presunción, a esa vanidad, a eso que tú crees que te da aire de importancia.

—Corrígete, por favor. Necio y todo, puedes llegar a ocupar cargos de dirección (más de un caso se ha visto), y, si no te persuades de tu falta de dotes, te negarás a escuchar a quienes tengan don de consejo. Y causa miedo pensar el daño que hará tu desgobierno.

Cuando bullen, «haciendo cabeza» de manifestaciones exteriores de religiosidad, gentes profesionalmente mal conceptuadas, de seguro que sentís ganas de decirles al oído: ¡Por favor, tengan la bondad de ser menos católicos!

Si tienes un puesto oficial, tienes también unos derechos, que nacen del ejercicio de ese cargo, y unos deberes.

—Te apartas de tu camino de apóstol, si, con ocasión —o con excusa— de una obra de celo, dejas incumplidos los deberes del cargo. Porque me perderás el prestigio profesional, que es precisamente tu «anzuelo de pescador de hombres».

Si te ven flaquear... y eres jefe, no es extraño que se quebrante la obediencia.

¡Qué lástima que quien hace cabeza no te dé ejemplo!... —Pero, ¿acaso le obedeces por sus condiciones personales?... ¿O el ‘obedite praepositis vestris’ —«obedeced a vuestros superiores», de San Pablo, lo traduces, para tu comodidad, con una interpolación tuya que venga a decir..., siempre que el superior tenga virtudes a mi gusto?

Aspirar a tener cargos en las empresas de apostolado es cosa inútil en esta vida, y para la otra Vida es un peligro.

Si Dios lo quiere, ya te llamarán. —Y entonces deberás aceptar. —Pero no olvides que en todos los sitios puedes y debes santificarte, porque a eso has ido.

Si piensas que al trabajar por Cristo los cargos son algo más que cargas, ¡cuántas amarguras te esperan!

Hacer cabeza en una obra de apostolado es tanto como estar dispuesto a sufrirlo todo, de todos, con infinita caridad.

No me hagáis «capillitas» dentro de vuestro trabajo.—Sería empequeñecer los apostolados: porque, si la «capillita» llega, ¡por fin!, al gobierno de una empresa universal... ¡qué pronto la empresa universal acaba en capillita!

Referencias a la Sagrada Escritura