Lista de puntos

Hay 9 puntos en «Camino» cuya materia es Soberbia → lucha contra la soberbia.

No desaproveches la ocasión de rendir tu propio juicio. —Cuesta..., pero ¡qué agradable es a los ojos de Dios!

Cuando percibas los aplausos del triunfo, que suenen también en tus oídos las risas que provocaste con tus fracasos.

Tú, sabio, renombrado, elocuente, poderoso: si no eres humilde, nada vales. —Corta, arranca ese «yo», que tienes en grado superlativo —Dios te ayudará—, y entonces podrás comenzar a trabajar por Cristo, en el último lugar de su ejército de apóstoles.

Ya puedes desechar esos pensamientos de orgullo: eres lo que el pincel en manos del artista. —Y nada más.

—Dime para qué sirve un pincel, si no deja hacer al pintor.

Para que seas humilde, tú, tan vacío y tan pagado de ti mismo, te basta considerar aquellas palabras de Isaías: eres «gota de agua o de rocío que cae en la tierra, y apenas se echa de ver».

Oro, plata, joyas..., tierra, montones de estiércol. —Goces, placeres sensuales, satisfacción de apetitos..., como una bestia, como un mulo, como un cerdo, como un gallo, como un toro.

Honores, distinciones, títulos..., cosas de aire, hinchazones de soberbia, mentiras, nada.

¿Oyes? —En otro estado, en otro lugar, en otro grado y oficio harías mucho mayor bien. —¡Para hacer lo que haces no hace falta talento!...

Pues yo te digo: donde te han puesto agradas a Dios..., y eso que venías pensando es claramente sugestión infernal.

Da «toda» la gloria a Dios. —«Exprime» con tu voluntad, ayudado por la gracia, cada una de tus acciones, para que en ellas no quede nada que huela a humana soberbia, a complacencia de tu «yo».

Aspirar a tener cargos en las empresas de apostolado es cosa inútil en esta vida, y para la otra Vida es un peligro.

Si Dios lo quiere, ya te llamarán. —Y entonces deberás aceptar. —Pero no olvides que en todos los sitios puedes y debes santificarte, porque a eso has ido.

Referencias a la Sagrada Escritura