Lista de puntos

Hay 5 puntos en «Forja» cuya materia es Filiación divina  → fundamento de la vida espiritual .

Hijos de Dios. —Portadores de la única llama capaz de iluminar los caminos terrenos de las almas, del único fulgor, en el que nunca podrán darse oscuridades, penumbras ni sombras.

—El Señor se sirve de nosotros como antorchas, para que esa luz ilumine… De nosotros depende que muchos no permanezcan en tinieblas, sino que anden por senderos que llevan hasta la vida eterna.

—¡Dios es mi Padre! —Si lo meditas, no saldrás de esta consoladora consideración.

—¡Jesús es mi Amigo entrañable! (otro Mediterráneo), que me quiere con toda la divina locura de su Corazón.

—¡El Espíritu Santo es mi Consolador!, que me guía en el andar de todo mi camino.

Piénsalo bien. —Tú eres de Dios…, y Dios es tuyo.

Estás como el pobrete que de pronto se entera de que es ¡hijo del Rey! —Por eso, ya sólo te preocupa en la tierra la Gloria —toda la Gloria— de tu Padre Dios.

Tú, que has visto clara tu condición de hijo de Dios, aunque ya no la volvieras a ver —¡no sucederá!—, debes continuar adelante en tu camino, para siempre, por sentido de fidelidad, sin volver la cara atrás.

Un hijo de Dios no tiene ni miedo a la vida, ni miedo a la muerte, porque el fundamento de su vida espiritual es el sentido de la filiación divina: Dios es mi Padre, piensa, y es el Autor de todo bien, es toda la Bondad.

—Pero, ¿tú y yo actuamos, de verdad, como hijos de Dios?

Referencias a la Sagrada Escritura