Lista de puntos

Hay 16 puntos en «Forja» cuya materia es Cruz.

La Cruz simboliza la vida del apóstol de Cristo, con un vigor y una verdad que encantan al alma y al cuerpo, aunque a veces cueste y se note el peso.

Entiendo que, por Amor, desees padecer con Cristo: poner tus espaldas entre El y los sayones, que le azotan; tu cabeza, y no la suya, para las espinas; y tus pies y tus manos, para los clavos; …o, al menos, acompañar a nuestra Madre Santa María, en el Calvario, y acusarte de deicida por tus pecados…, y sufrir y amar.

Me he propuesto frecuentar más al Paráclito, y pedirle sus luces, me has dicho.

—Bien: pero recuerda, hijo, que el Espíritu Santo es fruto de la Cruz.

El amor gustoso, que hace feliz al alma, está basado en el dolor: no cabe amor sin renuncia.

Cristo clavado en la Cruz, ¿y tú?…: ¡todavía metido sólo en tus gustos!; me corrijo: ¡clavado por tus gustos!

No seamos —¡no podemos ser!— cristianos dulzones: en la tierra tiene que haber dolor y Cruz.

En esta vida nuestra hay que contar con la Cruz. El que no cuenta con la Cruz no es cristiano…, y no podrá evitar el encuentro con "su cruz", en la que se desesperará.

Ahora que la Cruz es seria, de peso, Jesús arregla las cosas de modo que nos colma de paz: se hace Cirineo nuestro, para que la carga resulte ligera.

Dile, entonces, lleno de confianza: Señor, ¿qué Cruz es ésta? Una Cruz sin cruz. De ahora en adelante, con tu ayuda, conociendo la fórmula de abandonarme en Ti, serán así siempre todas mis cruces.

Reafirma en tu alma el antiguo propósito de aquel amigo: Señor, quiero el sufrimiento, no el espectáculo.

Tener la Cruz, es tener la alegría: ¡es tenerte a Ti, Señor!

Lo que verdaderamente hace desgraciada a una persona —e incluso a una sociedad entera— es esa búsqueda, ansiosa y egoísta, de bienestar: ese intento de eliminar todo lo que contraría.

El camino del Amor se llama Sacrificio.

¡Es verdad!: la Santa Cruz trae a nuestras vidas la confirmación inequívoca de que somos de Cristo.

La Cruz no es la pena, ni el disgusto, ni la amargura… Es el madero santo donde triunfa Jesucristo…, y donde triunfamos nosotros, cuando recibimos con alegría y generosamente lo que El nos envía.

Después del Santo Sacrificio, has visto cómo de tu Fe y de tu Amor —de tu penitencia, de tu oración y de tu actividad— dependen en buena parte la perseverancia de los tuyos y, a veces, aun su vida terrena.

—¡Bendita Cruz, que llevamos mi Señor Jesús —El—, y tú, y yo!

¡Oh, Jesús, quiero ser una hoguera de locura de Amor! Quiero que mi presencia sola sea bastante para encender al mundo, en muchos kilómetros a la redonda, con incendio inextinguible. Quiero saber que soy tuyo. Después, venga la Cruz…

—¡Magnífico camino!: sufrir, amar y creer.

Referencias a la Sagrada Escritura
Referencias a la Sagrada Escritura