Lista de puntos

Hay 11 puntos en «Surco» cuya materia es Cruz.

Hay almas que parecen empeñadas en inventarse sufrimientos, torturándose con la imaginación.

Después, cuando llegan penas y contradicciones objetivas, no saben estar como la Santísima Virgen, al pie de la Cruz, con la mirada pendiente de su Hijo.

¡Sacrificio, sacrificio! —Es verdad que seguir a Jesucristo —lo ha dicho El— es llevar la Cruz. Pero no me gusta oír a las almas que aman al Señor hablar tanto de cruces y de renuncias: porque, cuando hay Amor, el sacrificio es gustoso —aunque cueste— y la cruz es la Santa Cruz.

—El alma que sabe amar y entregarse así, se colma de alegría y de paz. Entonces, ¿por qué insistir en “sacrificio”, como buscando consuelo, si la Cruz de Cristo —que es tu vida— te hace feliz?

¡Cuánta neurastenia e histeria se quitaría, si —con la doctrina católica— se enseñase de verdad a vivir como cristianos: amando a Dios y sabiendo aceptar las contrariedades como bendición venida de su mano!

No pases indiferente ante el dolor ajeno. Esa persona —un pariente, un amigo, un colega…, ése que no conoces— es tu hermano.

—Acuérdate de lo que relata el Evangelio y que tantas veces has leído con pena: ni siquiera los parientes de Jesús se fiaban de El. —Procura que la escena no se repita.

Imagínate que en la tierra no existe más que Dios y tú.

—Así te será más fácil sufrir las mortificaciones, las humillaciones… Y, finalmente, harás las cosas que Dios quiere y como El las quiere.

A veces —comentaba aquel enfermo consumido de celo por las almas— protesta un poco el cuerpo, se queja. Pero trato también de transformar “esos quejidos” en sonrisas, porque resultan muy eficaces.

Un morbo incurable, que limitaba su acción. Y, sin embargo, me aseguraba gozoso: “la enfermedad se porta bien conmigo y cada vez la amo más; si me dieran a escoger, ¡volvería a nacer así cien veces!”

Jesús llegó a la Cruz, después de prepararse durante treinta y tres años, ¡toda su Vida!

—Sus discípulos, si de veras desean imitarle, deben convertir su existencia en corredención de Amor, con la propia negación, activa y pasiva.

La Cruz está presente en todo, y viene cuando uno menos se la espera. —Pero no olvides que, ordinariamente, van parejos el comienzo de la Cruz y el comienzo de la eficacia.

El Señor, Sacerdote Eterno, bendice siempre con la Cruz.

«Cor Mariae perdolentis, miserere nobis!» —invoca al Corazón de Santa María, con ánimo y decisión de unirte a su dolor, en reparación por tus pecados y por los de los hombres de todos los tiempos.

—Y pídele —para cada alma— que ese dolor suyo aumente en nosotros la aversión al pecado, y que sepamos amar, como expiación, las contrariedades físicas o morales de cada jornada.

Referencias a la Sagrada Escritura
Referencias a la Sagrada Escritura
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