Lista de puntos

Hay 12 puntos en «Surco» cuya materia es Generosidad → en la entrega.

Son muchos los cristianos persuadidos de que la Redención se realizará en todos los ambientes del mundo, y de que debe haber algunas almas —no saben quiénes— que con Cristo contribuyen a realizarla. Pero la ven a un plazo de siglos, de muchos siglos…: serían una eternidad, si se llevara a cabo al paso de su entrega.

Así pensabas tú, hasta que vinieron a “despertarte”.

La entrega es el primer paso de una carrera de sacrificio, de alegría, de amor, de unión con Dios. —Y así, toda la vida se llena de una bendita locura, que hace encontrar felicidad donde la lógica humana no ve más que negación, padecimiento, dolor.

“Pida por mí —decías—: que sea generoso, que adelante, que llegue a transformarme de tal modo que algún día pueda ser útil en algo”.

Bien. —Pero, ¿qué medios pones para que esos propósitos resulten eficaces?

Muchas veces te preguntas por qué almas, que han tenido la dicha de conocer al verdadero Jesús desde niños, vacilan tanto en corresponder con lo mejor que poseen: su vida, su familia, sus ilusiones.

Mira: tú, precisamente porque has recibido “todo” de golpe, estás obligado a mostrarte muy agradecido al Señor; como reaccionaría un ciego que recobrara la vista de repente, mientras a los demás ni siquiera se les ocurre que han de dar gracias porque ven.

Pero… no es suficiente. A diario, has de ayudar a los que te rodean, para que se comporten con gratitud por su condición de hijos de Dios. Si no, no me digas que eres agradecido.

Medítalo despacio: es muy poco lo que se me pide, para lo mucho que se me da.

Para ti, que no acabas de arrancar, considera lo que me escribía un hermano tuyo: “cuesta, pero una vez tomada la «decisión», ¡qué respiro de felicidad, al encontrarse seguro en el camino!”

Estos días —me comentabas— han transcurrido más felices que nunca. —Y te contesté sin vacilar: porque “has vivido” un poco más entregado que de ordinario.

La llamada del Señor —la vocación— se presenta siempre así: “si alguno quiere venir detrás de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame”.

Sí: la vocación exige renuncia, sacrificio. Pero ¡qué gustoso resulta el sacrificio —«gaudium cum pace», alegría y paz—, si la renuncia es completa!

¿No sientes unas ganas locas de hacer más completa, más “irremediable” tu entrega?

¡Qué ridícula actitud la de los pobrecitos hombres, cuando negamos una y otra vez pequeñeces al Señor! Pasa el tiempo, las cosas se van viendo con su verdadero relieve,… y nacen la vergüenza y el dolor.

«Aure audietis, et non intelligetis: et videntes videbitis, et non perspicietis». Palabras claras del Espíritu Santo: oyen con sus propios oídos, y no entienden; miran con sus ojos, pero no perciben.

¿Por qué te inquietas si algunos, “viendo” el apostolado y conociendo su grandeza, no se entregan? Reza tranquilo, y persevera en tu camino: si ésos no se lanzan, ¡otros vendrán!

Desde que le dijiste “sí”, el tiempo va cambiando el color del horizonte —cada día, más bello—, que brilla más amplio y luminoso. Pero has de continuar diciendo “sí”.

Referencias a la Sagrada Escritura
Referencias a la Sagrada Escritura