Lista de puntos

Hay 8 puntos en «Surco» cuya materia es Responsabilidad → en la labor apostólica .

El mundo está necesitando que despertemos a los somnolientos, que animemos a los tímidos, que guiemos a los desorientados; en una palabra, que los encuadremos en las filas de Cristo, para que no se echen a perder tantas energías.

Dios nos quiere a sus hijos como fuerzas de ofensiva. —No podemos quedarnos a la expectativa: lo nuestro es luchar, allá donde nos encontremos, como un ejército en orden de batalla.

Me parecen muy lógicas tus ansias de que la humanidad entera conozca a Cristo. Pero comienza con la responsabilidad de salvar las almas de los que contigo conviven, de santificar a cada uno de tus compañeros de trabajo o de estudio… —Esta es la principal misión que el Señor te ha encomendado.

Compórtate como si de ti, exclusivamente de ti, dependiera el ambiente del lugar donde trabajas: ambiente de laboriosidad, de alegría, de presencia de Dios y de visión sobrenatural.

—No entiendo tu abulia. Si tropiezas con un grupo de compañeros un poco difícil —que quizá ha llegado a ser difícil por tu abandono—, te desentiendes de ellos, escurres el bulto, y piensas que son un peso muerto, un lastre que se opone a tus ilusiones apostólicas, que no te entenderán…

—¿Cómo quieres que te oigan si, aparte de quererles y servirles con tu oración y mortificación, no les hablas?…

—¡Cuántas sorpresas te llevarás el día en que te decidas a tratar a uno, a otro, y a otro! Además, si no cambias, con razón podrán exclamar, señalándote con el dedo: «hominem non habeo!» —¡no tengo quien me ayude!

No puedes conformarte con vivir —dices— como los demás, con fe del montón. —Efectivamente, has de tener fe personal: con sentido de responsabilidad.

La Trinidad Santísima te concede su gracia, y espera que la aproveches responsablemente: ante tanto beneficio no cabe andar con posturas cómodas, lentas, perezosas…, porque, además, las almas te esperan.

Si tú amas de verdad a tu Patria —y estoy seguro de que la amas—, ante un alistamiento voluntario para defenderla de un peligro inminente, no dudarías en inscribir tu nombre. En momentos de emergencia, ya te lo he escrito, todos son útiles: hombres y mujeres; viejos, maduros, jóvenes y hasta adolescentes. Sólo quedan al margen los incapaces y los niños.

Cada día se convoca, no ya un alistamiento voluntario —eso es poco—, sino una movilización general de almas, para defender el Reino de Cristo. Y el mismo Rey, Jesús, te ha llamado expresamente por tu nombre. Te pide que luches las batallas de Dios, poniendo a su servicio lo más elevado de tu alma: tu corazón, tu voluntad, tu entendimiento, todo tu ser.

—Escúchame: la carne, con tu pureza de vida y especialmente con la protección de la Virgen, no es problema. —¿Serás tan cobarde, que intentarás librarte del llamamiento, excusándote con que tienes enfermo el corazón, la voluntad o el entendimiento?… ¿Pretendes justificarte y quedarte en servicios auxiliares?

—El Señor quiere hacer de ti un instrumento de vanguardia —ya lo eres— y, si vuelves la espalda, no mereces más que lástima, ¡por traidor!

A la hora del desprecio de la Cruz, la Virgen está allá, cerca de su Hijo, decidida a correr su misma suerte. —Perdamos el miedo a conducirnos como cristianos responsables, cuando no resulta cómodo en el ambiente donde nos desenvolvemos: Ella nos ayudará.

Referencias a la Sagrada Escritura
Referencias a la Sagrada Escritura