Lista de puntos
Nadie es feliz, en la tierra, hasta que se decide a no serlo. Así discurre el camino: dolor, ¡en cristiano!, Cruz; Voluntad de Dios, Amor; felicidad aquí y, después, eternamente.
Pediste al Señor que te dejara sufrir un poco por El. Pero luego, cuando llega el padecimiento en forma tan humana, tan normal —dificultades y problemas familiares…, o esas mil pequeñeces de la vida ordinaria—, te cuesta trabajo ver a Cristo detrás de eso. —Abre con docilidad tus manos a esos clavos…, y tu dolor se convertirá en gozo.
Jesús llegó a la Cruz, después de prepararse durante treinta y tres años, ¡toda su Vida!
—Sus discípulos, si de veras desean imitarle, deben convertir su existencia en corredención de Amor, con la propia negación, activa y pasiva.
La Cruz está presente en todo, y viene cuando uno menos se la espera. —Pero no olvides que, ordinariamente, van parejos el comienzo de la Cruz y el comienzo de la eficacia.
Nuestro Señor Jesús lo quiere: es preciso seguirle de cerca. No hay otro camino. Esa es la obra del Espíritu Santo en cada alma —en la tuya—: sé dócil, no opongas obstáculos a Dios, hasta que haga de tu pobre carne un Crucifijo.
Documento imprimido desde https://escriva.org/es/book-subject/surco/801/ (08/05/2024)