Lista de puntos

Hay 12 puntos en «Camino» cuya materia es Mortificación → mortificación interior .

Acostúmbrate a decir que no.

Esa palabra acertada, el chiste que no salió de tu boca; la sonrisa amable para quien te molesta; aquel silencio ante la acusación injusta; tu bondadosa conversación con los cargantes y los inoportunos; el pasar por alto cada día, a las personas que conviven contigo, un detalle y otro fastidiosos e impertinentes... Esto, con perseverancia, sí que es sólida mortificación interior.

No digas: esa persona me carga. —Piensa: esa persona me santifica.

No desaproveches la ocasión de rendir tu propio juicio. —Cuesta..., pero ¡qué agradable es a los ojos de Dios!

Mortificación interior. —No creo en tu mortificación interior si veo que desprecias, que no practicas, la mortificación de los sentidos.

Le hacía el Señor decir a un alma, que tenía un superior inmediato iracundo y grosero: Muchas gracias, Dios mío, por este tesoro verdaderamente divino, porque ¿cuándo encontraré otro que a cada amabilidad me corresponda con un par de coces?

No hagas crítica negativa: cuando no puedes alabar, cállate.

Nunca hables mal de tu hermano, aunque tengas sobrados motivos. —Ve primero al Sagrario, y luego ve al Sacerdote, tu padre, y desahoga también tu pena con él.

—Y con nadie más.

La murmuración es roña que ensucia y entorpece el apostolado. —Va contra la caridad, resta fuerzas, quita la paz, y hace perder la unión con Dios.

Después de ver en qué se emplean, ¡íntegras!, muchas vidas (lengua, lengua, lengua con todas sus consecuencias), me parece más necesario y más amable el silencio. —Y entiendo muy bien que pidas cuenta, Señor, de la palabra ociosa.

Es más fácil decir que hacer. —Tú..., que tienes esa lengua tajante —de hacha—, ¿has probado alguna vez, por casualidad siquiera, a hacer «bien» lo que, según tu «autorizada» opinión, hacen los otros menos bien?

Eso se llama: susurración, murmuración, trapisonda, enredo, chisme, cuento, insidia..., ¿calumnia?, ¿vileza?

—Es difícil que la «función de criterio», de quien no tiene por qué ejercitarla, no acabe en «faena de comadres».

Referencias a la Sagrada Escritura