Lista de puntos

Hay 6 puntos en «Camino» cuya materia es Mundo → santificación del mundo.

Que tu vida no sea una vida estéril. —Sé útil. —Deja poso. —Ilumina, con la luminaria de tu fe y de tu amor.

Borra, con tu vida de apóstol, la señal viscosa y sucia que dejaron los sembradores impuros del odio. —Y enciende todos los caminos de la tierra con el fuego de Cristo que llevas en el corazón.

Me gusta que vivas esa «reparación ambiciosa»: ¡el mundo!, me has dicho. —Bien. Pero, en primer término, los de tu familia sobrenatural y de sangre, los del país que es nuestra Patria.

Cuanto más cerca está de Dios el apóstol, se siente más universal: se agranda el corazón para que quepan todos y todo en los deseos de poner el universo a los pies de Jesús.

Eres, entre los tuyos —alma de apóstol—, la piedra caída en el lago. —Produce, con tu ejemplo y tu palabra un primer círculo... y este, otro... y otro, y otro... Cada vez más ancho.

¿Comprendes ahora la grandeza de tu misión?

Me escribes: «el deseo tan grande que todos tenemos de que ‘esto’ marche y se dilate parece que se va a convertir en impaciencia. ¿Cuándo salta, cuándo rompe..., cuándo veremos nuestro al mundo?»

Y añades: «el deseo no será inútil si lo desfogamos en ‘coaccionar’, en importunar al Señor: entonces tendremos un tiempo formidablemente ganado».

Tienes razón. —Desde la cumbre —me escribes— en todo lo que se divisa —y es un radio de muchos kilómetros—, no se percibe ni una llanura: tras de cada montaña, otra. Si en algún sitio parece suavizarse el paisaje, al levantarse la niebla, aparece una sierra que estaba oculta.

Así es, así tiene que ser el horizonte de tu apostolado: es preciso atravesar el mundo. Pero no hay caminos hechos para vosotros... Los haréis, a través de las montañas, al golpe de vuestras pisadas.