Lista de puntos

Hay 2 puntos en «Cartas I» cuya materia es Opus Dei  → en la Iglesia.

Todo lo que es o parece nuevo, tanto si se refiere a la doctrina como al modo de comunicarla a los hombres y a la manera de llevarla a la práctica, debe abrir un camino nuevo −al menos en apariencia−, aunque lo que enseñe o lo que haga corresponda por completo al recto saber cristiano y a la tradición.

Conviene por eso que os diga una vez más que la Obra no viene a innovar nada, ni mucho menos a reformar nada de la Iglesia: acepta con fidelidad cuanto la Iglesia señala como cierto, en la fe y en la moral de Jesucristo. No queremos librarnos de las trabas −santas− de la disciplina común de los cristianos. Queremos, por el contrario, ser con la gracia del Señor −que Él me perdone esta aparente falta de humildad− los mejores hijos de la Iglesia y del Papa.

Para conseguir este intento es necesario amar la libertad. Evitad ese abuso que parece exasperado en nuestros tiempos −está patente y se sigue manifestando de hecho en naciones de todo el mundo− que revela el deseo, contrario a la lícita independencia de los hombres, de obligar a todos a formar un solo grupo en lo que es opinable, a crear como dogmas doctrinales temporales; y a defender ese falso criterio con intentos y propaganda de naturaleza y substancia escandalosas, contra los que tienen la nobleza de no sujetarse.

Sed fieles, ayudadme a ser fiel y a saber esperar: sin prisa, porque −a su tiempo− el Señor, que ha querido su Obra, hará cristalizar el modo jurídico, que de momento no se ve, para que la Iglesia Santa reconozca nuestra manera divina de servirla, en el mundo −en medio de la calle− con agua clara y aire libre, sin privilegios, conservando la esencia de nuestra vocación: sin ser religiosos, puesto que el Señor no nos quiere religiosos.

Rezad, rezad mucho: no olvidéis que la oración es omnipotente. Recordad que Jesús ha dicho: quodcumque petieritis Patrem in nomine meo, hoc faciam130; que cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, yo lo haré. Y que qui coepit in vobis opus bonum, perficiet…131; quien ha empezado en vosotros la buena obra, la llevará a cabo. Os he expuesto razones bien sobrenaturales, que me mueven a rezar con fe y a esperar, en vez de buscar ahora una aprobación oficial eclesiástica, que tendría el seguro peligro de empezar a desvirtuar nuestra vocación divina, confundiéndola con la vocación de los religiosos. Y esto, no: porque mi Señor Jesús me pedirá cuenta, y −es también seguro− vosotros desertaríais en masa, y haríais bien, no tolerando que fueran violentadas vuestras conciencias de hijos de Dios en la Obra de Dios.

Tened la completa seguridad, por tanto, de que la Obra cumplirá siempre con eficacia divina su misión; responderá siempre al fin para el cual la ha querido el Señor en la tierra; será con la gracia divina −por todos los siglos− un instrumento maravilloso para la gloria de Dios: sit gloria Domini in saeculum!132.

Os bendice de todo corazón vuestro Padre.

Madrid, 9 de enero de 1932

Notas
130

Jn 14,13.

131

Flp 1,6.

132

Sal 104[103],31.

Referencias a la Sagrada Escritura