Lista de puntos
El diablo trata de apartarnos de Dios y, si te dejas dominar por él, las criaturas honradas "se apartarán" de ti, porque "se apartan" de los amigos o de los poseídos de satanás.
El campo del Señor es fértil y buena su semilla. Por eso, cuando en este mundo nuestro aparece la cizaña, no lo dudes: ha habido falta de correspondencia de los hombres, de los cristianos especialmente, que se han dormido y han dejado el terreno abierto al enemigo.
—No te lamentes, que es estéril; y examina, en cambio, tu conducta.
Aunque nos pese —y pido a Dios que nos aumente este dolor—, tú y yo no somos ajenos a la muerte de Cristo, porque los pecados de los hombres fueron los martillazos, que le cosieron con clavos al madero.
Por salvar al hombre, Señor, mueres en la Cruz; y, sin embargo, por un solo pecado mortal, condenas al hombre a una eternidad infeliz de tormentos…: ¡cuánto te ofende el pecado, y cuánto lo debo odiar!
Ayúdame a repetirlo al oído de aquél, y del otro…, y de todos: el pecador, que tenga fe, aunque consiga todas las bienaventuranzas de la tierra, necesariamente es infeliz y desgraciado.
Es verdad que el motivo que nos ha de llevar a odiar el pecado, aun el venial, el que debe mover a todos, es sobrenatural: que Dios lo aborrece con toda su infinidad, con odio sumo, eterno y necesario, como mal opuesto al infinito bien…; pero la primera consideración, que te he apuntado, nos puede conducir a esta última.
Pide de todo corazón la muerte, y mil muertes, antes que ofender a tu Dios.
Y esto, no por las penas del pecado —que tanto merecemos—, sino porque Jesús ha sido y es tan bueno contigo.
Documento imprimido desde https://escriva.org/es/book-subject/forja/271/ (07/05/2024)