Lista de puntos

Hay 12 puntos en «Surco» cuya materia es Mortificación → naturaleza y necesidad.

Jesús llegó a la Cruz, después de prepararse durante treinta y tres años, ¡toda su Vida!

—Sus discípulos, si de veras desean imitarle, deben convertir su existencia en corredención de Amor, con la propia negación, activa y pasiva.

La mortificación es el puente levadizo, que nos facilita la entrada en el castillo de la oración.

Parece como si el “espíritu” se fuera reduciendo, empequeñeciendo, hasta quedar en un puntito… Y el cuerpo se agranda, se agiganta, hasta dominar. —Para ti escribió San Pablo: “castigo mi cuerpo y lo esclavizo, no sea que, habiendo predicado a otros, venga yo a ser reprobado”.

Nuestro Señor Jesús lo quiere: es preciso seguirle de cerca. No hay otro camino. Esa es la obra del Espíritu Santo en cada alma —en la tuya—: sé dócil, no opongas obstáculos a Dios, hasta que haga de tu pobre carne un Crucifijo.

Si la palabra amor sale muchas veces de la boca, sin estar respaldada con pequeños sacrificios, llega a cansar.

Desde todos los puntos de vista, es de una importancia extraordinaria la mortificación.

—Por razones humanas, pues el que no sabe dominarse a sí mismo jamás influirá positivamente en los demás, y el ambiente le vencerá, en cuanto halague sus gustos personales: será un hombre sin energía, incapaz de un esfuerzo grande cuando sea necesario.

—Por razones divinas: ¿no te parece justo que, con estos pequeños actos, demostremos nuestro amor y acatamiento al que todo lo dio por nosotros?

El espíritu de mortificación, más que como una manifestación de Amor, brota como una de sus consecuencias. Si fallas en esas pequeñas pruebas, reconócelo, flaquea tu amor al Amor.

¿No te has fijado en que las almas mortificadas, por su sencillez, hasta en este mundo gozan más de las cosas buenas?

Sin mortificación, no hay felicidad en la tierra.

Cuando te decidas a ser mortificado, mejorará tu vida interior y serás mucho más fecundo.

Un día sin mortificación es un día perdido, porque no nos hemos negado, no hemos vivido el holocausto.

Prefiero las virtudes a las austeridades, dice con otras palabras Yavé al pueblo escogido, que se engaña con ciertas formalidades externas.

—Por eso, hemos de cultivar la penitencia y la mortificación, como muestras verdaderas de amor a Dios y al prójimo.

Referencias a la Sagrada Escritura