Lista de puntos

Hay 12 puntos en «Surco» cuya materia es Contradicciones.

Es inútil pretender agradar a todos. Descontentos, gente que proteste, siempre habrá. Mira cómo lo resume la sabiduría popular: “cuando va bien a los corderos, va mal a los lobos”.

¿No te comprenden?… El era la Verdad y la Luz, pero tampoco los suyos le comprendieron. —Como tantas veces te he hecho considerar, acuérdate de las palabras del Señor: “no es el discípulo más que el Maestro”.

Para un hijo de Dios, las contradicciones y calumnias son, como para un soldado, heridas recibidas en el campo de batalla.

Te traen y te llevan… La fama, ¿qué importa?

En todo caso, no sientas vergüenza ni pena por ti, sino por ellos: por los que te maltratan.

A veces no quieren entender: están como cegados… Pero, otras, eres tú el que no ha logrado hacerse comprender: ¡corrígete!

No basta tener razón. Además, es necesario saber hacerla valer…, y que los otros quieran reconocerla.

Sin embargo, afirma la verdad siempre que sea necesario, sin detenerte por el “qué dirán”.

Si frecuentas la escuela del Maestro, no te extrañará que también tengas que bregar contra la incomprensión de tantas y de tantas personas, que podrían ayudarte muchísimo, sólo con que hicieran el menor esfuerzo por ser comprensivos.

No le has maltratado físicamente… Pero le has ignorado tantas veces; le has mirado con indiferencia, como a un extraño.

—¿Te parece poco?

Sin pretenderlo, los que persiguen santifican… —Pero, ¡ay de estos “santificadores”!

En la tierra, muchas veces pagan calumniando.

No podemos cruzarnos de brazos, cuando una sutil persecución condena a la Iglesia a morir de inedia, relegándola fuera de la vida pública y, sobre todo, impidiéndole intervenir en la educación, en la cultura, en la vida familiar.

No son derechos nuestros: son de Dios, y a nosotros, los católicos, El los ha confiado…, ¡para que los ejercitemos!

No es lo mismo un viento suave que el huracán. Con el primero, cualquiera resiste: es juego de niños, parodia de lucha.

—Pequeñas contradicciones, escasez, apurillos… Los llevabas gustosamente, y vivías la interior alegría de pensar: ¡ahora sí que trabajo por Dios, porque tenemos Cruz!…

Pero, pobre hijo mío: llegó el huracán, y sientes un bamboleo, un golpear que arrancaría árboles centenarios. Eso…, dentro y fuera. ¡Confía! No podrá desarraigar tu Fe y tu Amor, ni sacarte de tu camino…, si tú no te apartas de la “cabeza”, si sientes la unidad.

Referencias a la Sagrada Escritura