Nota a la 5ª edición española

Lector amigo: Escribí «Santo Rosario» para que tú y yo nos sepamos recoger en oración, a la hora de rezar a Nuestra Señora.

Que ese recogimiento no se turbe con ruido de palabras cuando medites las consideraciones que te propongo: no las leas en voz alta, porque perderían su intimidad.

Pronuncia, en cambio, claramente y sin prisas el Padrenuestro y las Avemarías de cada decena. Así sacarás siempre más provecho de esta práctica de amor a Santa María.

Y no te olvides de rezar por mí.

El Autor

Roma, en la fiesta de la Purificación,

2 de febrero de 1952

Este capítulo en otro idioma