Lista de puntos

Hay 8 puntos en «Camino» cuya materia es Perseverancia → en la lucha.

Pon la amable excusa que la caridad cristiana y el trato social exigen. —Y, después, ¡camino arriba!, con santa desvergüenza, sin detenerte hasta que subas del todo la cuesta del cumplimiento del deber.

¿Por qué te duelen esas equivocadas suposiciones que de ti comentan? —Más lejos llegarías, si Dios te dejara. —Persevera en el bien, y encógete de hombros.

¿Pero, ¡a estas alturas!, va a resultar que necesitas la aprobación, el calor, los consuelos de los poderosos, para seguir haciendo lo que Dios quiere?

—Los poderosos suelen ser volubles, y tú has de ser constante. Sé agradecido, si te ayudan. Y continúa, imperturbable, si te desprecian.

¿Qué importa que tengas en contra al mundo entero con todos sus poderes? Tú... ¡adelante!

—Repite las palabras del salmo: «El Señor es mi luz y mi salud, ¿a quién temeré?... ‘Si consistant adversum me castra, non timebit cor meum’ —Aunque me vea cercado de enemigos, no flaqueará mi corazón».

Me dices: cuando se presente la ocasión de hacer algo grande... ¡entonces! —¿Entonces? ¿Pretendes hacerme creer, y creer tú seriamente, que podrás vencer en la Olimpiada sobrenatural, sin la diaria preparación, sin entrenamiento?

El desaliento es enemigo de tu perseverancia. —Si no luchas contra el desaliento, llegarás al pesimismo, primero, y a la tibieza, después. —Sé optimista.

Inconmovible: así has de ser. —Si hacen vacilar tu perseverancia las miserias ajenas o las propias, formo un triste concepto de tu ideal.

Decídete de una vez para siempre.

Tienes una pobre idea de tu camino, cuando, al sentirte frío, crees que lo has perdido: es la hora de la prueba; por eso te han quitado los consuelos sensibles.

Referencias a la Sagrada Escritura