Lista de puntos

Hay 3 puntos en «Cartas II» cuya materia es Obra de San Rafael → con los más jóvenes.

Chicos pequeños

La labor de San Rafael no se limita a chicos mayores, sino que se extiende también a otros más jóvenes, como los estudiantes de bachillerato, por ejemplo. Tratándose de estudiantes, suele resultar muy útil una actividad de orientación profesional, para facilitarles la elección de carrera; o la organización de un curso sobre alguna materia que no estudien en su propio colegio, o una serie de conferencias sobre temas vivos, acomodados a su capacidad.

Hemos de llegar incluso a los más jóvenes, para que empiecen a conocer y a vivir de algún modo la parte básica de nuestro espíritu desde pequeños. Habrá que buscar una manera adecuada de entretenerlos cuando se reúnan: un juego formativo, unas clases prácticas con el fin de desarrollar habilidades manuales, etc.

Podéis organizar un club para ellos, o incluso formar un grupo de scouts, siempre que tengáis la autonomía suficiente para trabajar. Y así les haréis mejores, hablándoles de Dios, enseñándoles a vivir como cristianos. Es una labor pedagógica que exige mucha paciencia y espíritu sobrenatural, pero que dará fruto abundante.

Con el tiempo, muchos hijos de nuestros amigos, que desean –siendo casados– hacer una generosa dedicación personal al servicio de Dios en su Obra, y los de los otros fieles amigos, que no sienten esa llamada, serán acercados a la Obra por el ambiente de sus familias.

Esta tarea es evidente que no tiene nada que ver con la que hacen los religiosos, en sus escuelas apostólicas, y las diócesis en los seminarios menores, que por otra parte yo venero. La nuestra es una labor laical, que se realiza en la calle, sin sacar a los chicos de su ambiente familiar. Incluso suelo aconsejar a los padres que no den a sus hijos demasiadas facilidades para que vayan a una casa de la Obra; sin exagerar, deben ponerles dificultades.

Se trata, pues, sencillamente de estar al lado de estos pequeños, para darles los medios espirituales que les ayudarán a vencer en los comienzos de la lucha ascética, cuando aparecen en su ánimo las primeras rebeldías y también las pasiones incipientes.

Nuestros amigos habrán de llevar buena parte del peso, en esas actividades que se desarrollan alrededor de la obra de San Rafael, para chicos y chicas de toda condición y de toda edad. De este modo, los Numerarios pueden dedicar más tiempo a la formación espiritual, dirigiendo las clases de San Rafael, tratando a los alumnos uno por uno, y dándoles ocasión para abrir su alma y contar sus pequeños problemas.

Según sea la tarea, pueden ayudar algunos colaboradores; y siempre habrán de hacerlo, de alguna forma, los chicos de San Rafael que lleven más tiempo en contacto con nuestra labor: esto –aunque se trate solo de una colaboración material– aumenta su preocupación apostólica, su celo por las almas, su sentido de responsabilidad, les vincula más a la Obra, y les hace ver que no vienen solo a mejorar espiritualmente: vienen también a darse, trabajando por los demás con generosidad.

Las almas de los santos son como las regiones de la tierra: se comunican mutuamente lo que recibieron, como se consumen en una región los frutos de otra, para unirse todos en una sola caridad35. Hemos de procurar siempre que todos los que hayan pasado por el Curso Preparatorio tengan un encargo concreto dentro de nuestros apostolados: pueden ser, por ejemplo, una ayuda valiosa en la labor con los chicos más jóvenes.

Notas
35

S. Gregorio Magno, In Ezechielem homilia, 1, 10, 34 (CChr.SL 142, p. 162).