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Chicos pequeños

La labor de San Rafael no se limita a chicos mayores, sino que se extiende también a otros más jóvenes, como los estudiantes de bachillerato, por ejemplo. Tratándose de estudiantes, suele resultar muy útil una actividad de orientación profesional, para facilitarles la elección de carrera; o la organización de un curso sobre alguna materia que no estudien en su propio colegio, o una serie de conferencias sobre temas vivos, acomodados a su capacidad.

Hemos de llegar incluso a los más jóvenes, para que empiecen a conocer y a vivir de algún modo la parte básica de nuestro espíritu desde pequeños. Habrá que buscar una manera adecuada de entretenerlos cuando se reúnan: un juego formativo, unas clases prácticas con el fin de desarrollar habilidades manuales, etc.

Podéis organizar un club para ellos, o incluso formar un grupo de scouts, siempre que tengáis la autonomía suficiente para trabajar. Y así les haréis mejores, hablándoles de Dios, enseñándoles a vivir como cristianos. Es una labor pedagógica que exige mucha paciencia y espíritu sobrenatural, pero que dará fruto abundante.

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