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Nuestros amigos habrán de llevar buena parte del peso, en esas actividades que se desarrollan alrededor de la obra de San Rafael, para chicos y chicas de toda condición y de toda edad. De este modo, los Numerarios pueden dedicar más tiempo a la formación espiritual, dirigiendo las clases de San Rafael, tratando a los alumnos uno por uno, y dándoles ocasión para abrir su alma y contar sus pequeños problemas.

Según sea la tarea, pueden ayudar algunos colaboradores; y siempre habrán de hacerlo, de alguna forma, los chicos de San Rafael que lleven más tiempo en contacto con nuestra labor: esto –aunque se trate solo de una colaboración material– aumenta su preocupación apostólica, su celo por las almas, su sentido de responsabilidad, les vincula más a la Obra, y les hace ver que no vienen solo a mejorar espiritualmente: vienen también a darse, trabajando por los demás con generosidad.

Las almas de los santos son como las regiones de la tierra: se comunican mutuamente lo que recibieron, como se consumen en una región los frutos de otra, para unirse todos en una sola caridad35. Hemos de procurar siempre que todos los que hayan pasado por el Curso Preparatorio tengan un encargo concreto dentro de nuestros apostolados: pueden ser, por ejemplo, una ayuda valiosa en la labor con los chicos más jóvenes.

Notas
35

S. Gregorio Magno, In Ezechielem homilia, 1, 10, 34 (CChr.SL 142, p. 162).

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