Lista de puntos

Hay 9 puntos en «Surco» cuya materia es Humildad → instrumentos en las manos de Dios.

“¡No ayudéis tanto al Espíritu Santo!”, me decía un amigo, en broma, pero con mucho miedo.

—Contesté: pienso que “le ayudamos” poco.

No podía ser más sencilla la manera de llamar Jesús a los primeros doce: “ven y sígueme”.

Para ti, que buscas tantas excusas con el fin de no continuar esa tarea, se acomoda como el guante a la mano la consideración de que muy pobre era la ciencia humana de aquellos primeros; y, sin embargo, ¡cómo removieron a quienes les escuchaban!

—No me lo olvides: la labor la sigue haciendo El, a través de cada uno de nosotros.

Al considerar que son muchos los que desaprovechan la gran ocasión, y dejan pasar de largo a Jesús, piensa: ¿de dónde me viene a mí esa llamada clara, tan providencial, que me mostró mi camino?

—Medítalo a diario: el apóstol ha de ser siempre otro Cristo, el mismo Cristo.

“Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón…” ¡Humildad de Jesús!… ¡Qué lección para ti, que eres un pobre instrumento de barro!: El —siempre misericordioso— te ha levantado, haciendo brillar en tu vileza, gratuitamente ensalzada, las luces del sol de la gracia. Y tú, ¡cuántas veces has disfrazado tu soberbia so capa de dignidad, de justicia…! ¡Y cuántas ocasiones de aprender del Maestro has desaprovechado, por no haber sabido sobrenaturalizarlas!

Camino seguro de humildad es meditar cómo, aun careciendo de talento, de renombre y de fortuna, podemos ser instrumentos eficaces, si acudimos al Espíritu Santo para que nos dispense sus dones.

Los Apóstoles, a pesar de haber sido instruidos por Jesús durante tres años, huyeron despavoridos ante los enemigos de Cristo. Sin embargo, después de Pentecostés, se dejaron azotar y encarcelar, y acabaron dando la vida en testimonio de su fe.

Aunque eres tan poca cosa, Dios se ha servido de ti, y continúa sirviéndose, para trabajos fecundos por su gloria.

—No te engrías. Piensa: ¿qué diría de sí mismo el instrumento de acero o de hierro, que el artista utiliza para montar joyas de oro y de piedras finas?

¿Qué vale más: un kilo de oro o uno de cobre?… Y, sin embargo, en muchos casos el cobre sirve más y mejor que el oro.

Tu vocación —llamada de Dios— es de dirigir, de arrastrar, de servir, de ser caudillo. Si tú, por falsa o por mal entendida humildad, te aíslas, encerrándote en tu rincón, faltas a tu deber de instrumento divino.

Cuando el Señor se sirve de ti para derramar su gracia en las almas, recuerda que tú no eres más que el envoltorio del regalo: un papel que se rompe y se tira.

Referencias a la Sagrada Escritura
Referencias a la Sagrada Escritura
Referencias a la Sagrada Escritura