106

Espero que, en estas Navidades, todas mis hijas y mis hijos se confirmarán en la decisión de ser más humildes. Os conozco, y me parece oír ya vuestra alegría al admitir sinceramente que no procuráis los frutos que debierais rendir. Porque os dispondréis a acercaros, avergonzados de verdad, hasta el portal de Belén, y pediréis perdón al Niño por vosotros y por mí, y por tantas gentes que son ahora como la higuera estéril, cargados de hojas, de apariencia. Y si el Señor os permite ver que desea servirse de vosotros, que se está sirviendo ya ahora, o desde hace años, e incluso desde hace mucho tiempo: in gratiarum semper actione maneamus! Romped en acción de gracias a Dios Nuestro Señor, porque nos ha buscado como instrumentos. Pero dadle gracias sinceramente, porque si no, no se pasa de ser un árbol frondoso, abarrotado de hojas y quizá de frutos, pero vanos, vacíos, sin peso, porque no doblegan las ramas. Los frutos maduros, rebosantes de pulpa carnosa, dulce y grata al paladar, consiguen bajar las ramas al árbol con humildad.

Con acciones de gracias y el propósito de ser más humildes, acerquémonos a Belén y al Sagrario. Jesús nos espera. Decidle palabras de afecto. Contadle vuestras debilidades –yo le cuento las mías– y también, sin cacarear, algunas veces reconozcamos que sí, que hemos llevado a cabo este trabajo y el otro, que nos hemos esforzado con mucha alegría y con su gracia, que Él nos manda a través de las manos de su Santísima Madre, también Madre nuestra, porque sin su ayuda no hacemos nada.

Ésta es la disposición mínima para quienes trabajan con almas. El instrumento no se queda nunca con los frutos. Si hay algo sabroso en la vida nuestra, si hay algo que agrada al Señor, si hay algo que logra que otras almas se salven y que nosotros recorramos un camino de amor, todo eso se lo debemos a Dios, a este Señor que quiso hacerse Niño.

Unas palabras más para terminar: ¡que sigáis rezando mucho por la Iglesia! Que améis con toda el alma a la Iglesia y al Papa. Que os unáis cada vez más fuertemente a las intenciones de mi Misa, para que todos, en unión con María, bajo el patrocinio paternal de San José, vivamos en una continua acción de gracias a la Trinidad Santísima, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Este punto en otro idioma