Lista de puntos

Hay 9 puntos en «Camino» cuya materia es Amor de Dios → con el corazón.

Me has hecho reír con tu oración... impaciente. —Le decías: «no quiero hacerme viejo, Jesús... ¡Es mucho esperar para verte! Entonces, quizá no tenga el corazón en carne viva, como lo tengo ahora. Viejo, me parece tarde. Ahora, mi unión sería más gallarda, porque te quiero con Amor de doncel».

Jesús no se satisface «compartiendo»: lo quiere todo.

No quieres sujetarte a la Voluntad de Dios... y te acomodas, en cambio, a la voluntad de cualquier criaturilla.

No me saques las cosas de quicio: si se te da Dios mismo, ¿a qué ese apego a las criaturas?

Haces un derroche de ternura. —Y te digo: caridad con tus prójimos, sí: siempre. —Pero —óyeme bien, alma de apóstol—, es de Cristo, y sólo para Él, ese otro sentimiento que el Señor mismo ha puesto en tu pecho. —Además..., ¿no es cierto que al descorrer algún cerrojo de tu corazón —siete cerrojos necesitas— más de una vez quedó flotando en tu horizonte sobrenatural la nubecilla de la duda..., y te preguntas, atormentado a pesar de tu pureza de intención: no habré ido demasiado lejos en mis manifestaciones exteriores de afecto?

¿Cómo va ese corazón? —No te me inquietes: los santos —que eran seres bien conformados y normales, como tú y como yo— sentían también esas «naturales» inclinaciones. Y si no las hubieran sentido, su reacción «sobrenatural» de guardar su corazón —alma y cuerpo— para Dios, en vez de entregarlo a una criatura, poco mérito habría tenido.

Por eso, visto el camino, creo que la flaqueza del corazón no debe ser obstáculo para un alma decidida y «bien enamorada».

El Amor... ¡bien vale un amor!

Un amigo es un tesoro. —Pues... ¡un Amigo!..., que donde está tu tesoro allí está tu corazón.

Niño bueno: dile a Jesús muchas veces al día: te amo, te amo, te amo...

Referencias a la Sagrada Escritura