16

Sabemos también que las tentaciones que hay que temer no son tanto grandes batallas, sino más bien las pequeñas raposas que destruyen la viña15, porque el que no presta atención a lo poco, caerá en la miseria16. Sólo así lograremos que este cuerpo corruptible sea revestido de incorruptibilidad, y que este cuerpo mortal sea revestido de inmortalidad17.

Y os he enseñado que nuestro modo sobrenatural de proceder debe llevarnos a colocar la lucha en detalles pequeños −el orden en el trabajo, la puntualidad en el plan de vida, la fidelidad a los deberes de estado o del oficio, que se presentan en cada instante−, de tal modo que ahí, en nuestras batallas de niño, se canse y se desgaste el enemigo.

Notas
15

Ct 2,15.

16

Si 19,1.

17

1 Co 15,53.

Referencias a la Sagrada Escritura
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