Lista de puntos

Hay 12 puntos en «Camino» cuya materia es Apostolado → apostolado del ejemplo.

Ojalá fuera tal tu compostura y tu conversación que todos pudieran decir al verte o al oírte hablar: este lee la vida de Jesucristo.

Voluntad. Es una característica muy importante. No desprecies las cosas pequeñas, porque en el continuo ejercicio de negar y negarte en esas cosas —que nunca son futilidades, ni naderías— fortalecerás, virilizarás, con la gracia de Dios, tu voluntad, para ser muy señor de ti mismo, en primer lugar. Y, después, guía, jefe, ¡caudillo!..., que obligues, que empujes, que arrastres, con tu ejemplo y con tu palabra y con tu ciencia y con tu imperio.

No dudo de tu rectitud. —Sé que obras en la presencia de Dios. Pero, ¡hay un pero!: tus acciones las presencian o las pueden presenciar hombres que juzguen humanamente... Y es preciso darles buen ejemplo.

No olvides que antes de enseñar hay que hacer. —«Coepit facere et docere», dice de Jesucristo la Escritura Santa: comenzó a hacer y a enseñar.

—Primero, hacer. Para que tú y yo aprendamos.

Si no eres malo, y lo pareces, eres tonto. —Y esa tontería —piedra de escándalo— es peor que la maldad.

«Y ¿en un ambiente paganizado o pagano, al chocar este ambiente con mi vida, no parecerá postiza mi naturalidad?», me preguntas.

—Y te contesto: Chocará, sin duda, la vida tuya con la de ellos, y ese contraste, por confirmar con tus obras tu fe, es precisamente la naturalidad que yo te pido.

Caras largas..., modales bruscos..., facha ridícula..., aire antipático: ¿Así esperas animar a los demás a seguir a Cristo?

Con el buen ejemplo se siembra buena semilla; y la caridad obliga a sembrar a todos.

No os preocupe si por vuestras obras «os conocen». —Es el buen olor de Cristo. —Además, trabajando siempre exclusivamente por Él, alegraos de que se cumplan aquellas palabras de la Escritura: «Que vean vuestras obras buenas y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos».

Señor, haznos locos, con esa locura pegadiza que atraiga a muchos a tu apostolado.

«Nonne cor nostrum ardens erat in nobis, dum loqueretur in via?» —¿Acaso nuestro corazón no ardía en nosotros cuando nos hablaba en el camino?

Estas palabras de los discípulos de Emaús debían salir espontáneas, si eres apóstol, de labios de tus compañeros de profesión, después de encontrarte a ti en el camino de su vida.

Procura vivir de tal manera que sepas, voluntariamente, privarte de la comodidad y bienestar que verías mal en los hábitos de otro hombre de Dios.

Mira que eres el grano de trigo del que habla el Evangelio. —Si no te entierras y mueres, no habrá fruto.

Referencias a la Sagrada Escritura
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