Lista de puntos

Hay 12 puntos en «Camino» cuya materia es Apostolado → celo apostólico .

Que tu vida no sea una vida estéril. —Sé útil. —Deja poso. —Ilumina, con la luminaria de tu fe y de tu amor.

Borra, con tu vida de apóstol, la señal viscosa y sucia que dejaron los sembradores impuros del odio. —Y enciende todos los caminos de la tierra con el fuego de Cristo que llevas en el corazón.

Si, por salvar una vida terrena, con aplauso de todos, empleamos la fuerza para evitar que un hombre se suicide..., ¿no vamos a poder emplear la misma coacción —la santa coacción— para salvar la Vida (con mayúscula) de muchos que se obstinan en suicidar idiotamente su alma?

Que eres... nadie. —Que otros han levantado y levantan ahora maravillas de organización, de prensa, de propaganda. —¿Que tienen todos los medios, mientras tú no tienes ninguno?... Bien: acuérdate de Ignacio:

Ignorante, entre los doctores de Alcalá. —Pobre, pobrísimo, entre los estudiantes de París. —Perseguido, calumniado...

Es el camino: ama y cree y ¡sufre!: tu Amor y tu Fe y tu Cruz son los medios infalibles para poner por obra y para eternizar las ansias de apostolado que llevas en tu corazón.

¿Que te da todo igual? —No quieras engañarte. Ahora mismo, si yo te preguntara por personas y por empresas, en las que por Dios metiste tu alma, habrías de contestarme, ¡briosamente!, con el interés de quien habla de cosa propia.

No te da todo igual: es que no eres incansable..., y necesitas más tiempo para ti: tiempo que será también para tus obras, porque, a última hora, tú eres el instrumento.

¿No gritaríais de buena gana a la juventud que bulle alrededor vuestro: ¡locos!, dejad esas cosas mundanas que achican el corazón... y muchas veces lo envilecen..., dejad eso y venid con nosotros tras el Amor?

Te falta «vibración». —Esa es la causa de que arrastres a tan pocos. —Parece como si no estuvieras muy persuadido de lo que ganas al dejar por Cristo esas cosas de la tierra.

Compara: ¡el ciento por uno y la vida eterna! —¿Te parece pequeño el «negocio»?

Proselitismo. —Es la señal cierta del celo verdadero.

Pequeño amor es el tuyo si no sientes el celo por la salvación de todas las almas. —Pobre amor es el tuyo si no tienes ansias de pegar tu locura a otros apóstoles.

Aún resuena en el mundo aquel grito divino: «Fuego he venido a traer a la tierra, ¿y qué quiero sino que se encienda?» —Y ya ves: casi todo está apagado...

¿No te animas a propagar el incendio?

Me explico que quieras tanto a tu Patria y a los tuyos y que, a pesar de esas ataduras, aguardes con impaciencia el momento de cruzar tierras y mares —¡ir lejos!— porque te desvela el afán de mies.

¿Levantar magníficos edificios?... ¿Construir palacios suntuosos?... Que los levanten... Que los construyan...

¡Almas! —¡Vivificar almas..., para aquellos edificios... y para estos palacios!

¡Qué hermosas casas nos preparan!

El celo es una chifladura divina de apóstol, que te deseo, y tiene estos síntomas: hambre de tratar al Maestro; preocupación constante por las almas; perseverancia, que nada hace desfallecer.

Referencias a la Sagrada Escritura