Lista de puntos

Hay 12 puntos en «Camino» cuya materia es Apostolado → fundamento del apostolado.

Si no tratas a Cristo en la oración y en el Pan, ¿cómo le vas a dar a conocer?

Te diré, plagiando la frase de un autor extranjero, que tu vida de apóstol vale lo que vale tu oración.

Si no eres hombre de oración, no creo en la rectitud de tus intenciones cuando dices que trabajas por Cristo.

Una hora de estudio, para un apóstol moderno, es una hora de oración.

Y ¿cómo adquiriré «nuestra formación», y cómo conservaré «nuestro espíritu»? —Cumpliéndome las normas concretas que tu Director te entregó y te explicó y te hizo amar: cúmplelas y serás apóstol.

Que el fuego de tu Amor no sea un fuego fatuo. —Ilusión, mentira de fuego, que ni prende en llamaradas lo que toca, ni da calor.

La mies es mucha y pocos los operarios. —«Rogate ergo!» —Rogad, pues, al Señor de la mies que envíe operarios a su campo.

La oración es el medio más eficaz de proselitismo.

¡Caudillos!... Viriliza tu voluntad para que Dios te haga caudillo. ¿No ves cómo proceden las malditas sociedades secretas? Nunca han ganado a las masas. —En sus antros forman unos cuantos hombres-demonios que se agitan y revuelven a las muchedumbres, alocándolas, para hacerlas ir tras ellos, al precipicio de todos los desórdenes... y al infierno. —Ellos llevan una simiente maldecida.

Si tú quieres..., llevarás la Palabra de Dios, bendita mil y mil veces, que no puede faltar. Si eres generoso..., si correspondes, con tu santificación personal, obtendrás la de los demás: el reinado de Cristo: que «omnes cum Petro ad Jesum per Mariam».

¡Qué conversaciones! ¡Qué bajeza y qué... asco! —Y has de convivir con ellos, en la oficina, en la universidad, en el quirófano..., en el mundo.

Si pides por favor que callen, se te burlan. —Si haces mala cara, insisten. —Si te vas, continúan.

La solución es esta: primero, encomendarles a Dios y reparar; después..., dar la cara varonilmente y emplear «el apostolado de la mala lengua». —Cuando te vea ya te diré al oído un repertorio.

Ser pequeño: las grandes audacias son siempre de los niños. —¿Quién pide... la luna? —¿Quién no repara en peligros para conseguir su deseo?

«Poned» en un niño «así», mucha gracia de Dios, el deseo de hacer su Voluntad (de Dios), mucho amor a Jesús, toda la ciencia humana que su capacidad le permita adquirir... y tendréis retratado el carácter de los apóstoles de ahora, tal como indudablemente Dios los quiere.

Me escribes: «el deseo tan grande que todos tenemos de que ‘esto’ marche y se dilate parece que se va a convertir en impaciencia. ¿Cuándo salta, cuándo rompe..., cuándo veremos nuestro al mundo?»

Y añades: «el deseo no será inútil si lo desfogamos en ‘coaccionar’, en importunar al Señor: entonces tendremos un tiempo formidablemente ganado».

Es inútil que te afanes en tantas obras exteriores si te falta Amor. —Es como coser con una aguja sin hilo.

¡Qué pena, si al final hubieras hecho «tu» apostolado y no «su» Apostolado!

Referencias a la Sagrada Escritura