Lista de puntos

Hay 6 puntos en «Surco» cuya materia es Paz → en las dificultades.

Eres extraordinariamente feliz. A veces, cuando te das cuenta de que un hijo de Dios le abandona, sientes —en medio de tu paz y de tu gozo íntimos— un dolor de cariño, una amargura, que ni turba ni inquieta.

—Bien, pero… ¡a poner todos los medios humanos y sobrenaturales para que reaccione…, y a confiar con certidumbre en Jesucristo! Así, las aguas vuelven siempre a su cauce.

Sigues teniendo despistes y faltas, ¡y te duelen! A la vez, caminas con una alegría que parece que te va a hacer estallar.

Por eso, porque te duelen —dolor de amor—, tus fracasos ya no te quitan la paz.

Para que no me perdieras la paz, en aquellos tiempos de dura e injusta contradicción, te recordé: “si nos abren la cabeza, no le daremos mayor importancia: será que debemos llevarla abierta”.

Todo se arregla, menos la muerte… Y la muerte lo arregla todo.

Murmuran. Y luego ellos mismos se encargan de que alguno venga enseguida a contarte el “se dice”… —¿Villanía? —Sin duda. Pero no me pierdas la paz, ya que ningún daño podrá hacerte su lengua, si trabajas con rectitud… —Piensa: ¡qué bobos son, qué poco tacto humano tienen, qué falta de lealtad con sus hermanos…, y especialmente con Dios!

Y no me caigas tú en la murmuración, por un mal entendido derecho de réplica. Si has de hablar, sírvete de la corrección fraterna, como aconseja el Evangelio.

No te preocupen esas contradicciones, esas habladurías: ciertamente trabajamos en una labor divina, pero somos hombres… Y resulta lógico que, al andar, levantemos el polvo del camino.

Eso que te molesta, que te hiere…, aprovéchalo para tu purificación y, si es preciso, para rectificar.