Lista de puntos

Hay 6 puntos en «Surco» cuya materia es Paz → fruto del abandono.

Fomenta, en tu alma y en tu corazón —en tu inteligencia y en tu querer—, el espíritu de confianza y de abandono en la amorosa Voluntad del Padre celestial… —De ahí nace la paz interior que ansías.

Eres extraordinariamente feliz. A veces, cuando te das cuenta de que un hijo de Dios le abandona, sientes —en medio de tu paz y de tu gozo íntimos— un dolor de cariño, una amargura, que ni turba ni inquieta.

—Bien, pero… ¡a poner todos los medios humanos y sobrenaturales para que reaccione…, y a confiar con certidumbre en Jesucristo! Así, las aguas vuelven siempre a su cauce.

Cuando te abandones de verdad en el Señor, aprenderás a contentarte con lo que venga, y a no perder la serenidad, si las tareas —a pesar de haber puesto todo tu empeño y los medios oportunos— no salen a tu gusto… Porque habrán “salido” como le conviene a Dios que salgan.

Sigues teniendo despistes y faltas, ¡y te duelen! A la vez, caminas con una alegría que parece que te va a hacer estallar.

Por eso, porque te duelen —dolor de amor—, tus fracasos ya no te quitan la paz.

Cuando se está a oscuras, cegada e inquieta el alma, hemos de acudir, como Bartimeo, a la Luz. Repite, grita, insiste con más fuerza, «Domine, ut videam!» —¡Señor, que vea!… Y se hará el día para tus ojos, y podrás gozar con la luminaria que El te concederá.

Paradoja: desde que me decidí a seguir el consejo del Salmo: “arroja sobre el Señor tus preocupaciones, y El te sostendrá”, cada día tengo menos preocupaciones en la cabeza… Y a la vez, con el trabajo oportuno, se resuelve todo, ¡con más claridad!

Referencias a la Sagrada Escritura
Referencias a la Sagrada Escritura