Lista de puntos

Hay 3 puntos en «Cartas I» cuya materia es Instrumentos de Dios.

El poder de Dios se revela en la flaqueza humana

Para que la grandeza de las revelaciones no me envanezca, se me ha dado el estímulo de la carne, un ángel de Satanás, que me abofetee. Tres veces pedí al Señor que lo apartase de mí, y me respondió: te basta mi gracia, porque mi poder brilla y consigue su fin por medio de la flaqueza. Así que con gusto me gloriaré de mis flaquezas, para que haga morada en mí el poder de Cristo. Por esta razón siento alegría en mis enfermedades, en los ultrajes, en las necesidades, en las persecuciones, en las angustias por amor de Cristo; pues cuando soy débil, entonces soy más fuerte71.

Dios, cuando desea realizar alguna obra, emplea medios desproporcionados, para que se note bien que la obra es suya. Por eso vosotros y yo, que conocemos bien el peso abrumador de nuestra mezquindad, debemos decir al Señor: aunque me vea miserable, no dejo de comprender que soy un instrumento divino en tus manos. No he dudado jamás de que los trabajos que haya hecho a lo largo de mi vida en servicio de la Iglesia Santa, no los he hecho yo: sino el Señor, aunque se haya servido de mí: no puede el hombre atribuirse nada, si no le es dado del cielo72.

El espectáculo de los prodigios que obra Dios por nuestras manos debe ser una ocasión para humillarnos, para alabar a Dios y reconocer que todo viene de Él, y que nosotros no hemos hecho más que estorbar o, a lo más, ser pobres instrumentos en las manos del Señor.

Debemos pensar que hay muchas otras almas que han trabajado mejor que cada uno de nosotros, que se han sacrificado más y han rezado con mayor perseverancia; pero que el Señor se ha querido servir más de vosotros y de mí que de estas otras personas, para que se vea que es Él el que actúa, para que se note que los instrumentos no cuentan o cuentan muy poco.

Porque Dios ha escogido a los necios según el mundo, para confundir a los sabios, y Dios ha escogido a los flacos del mundo, para confundir a los fuertes; y a las cosas viles y despreciables del mundo, y a aquellas que no eran nada, para destruir las que son al parecer más grandes, a fin de que ningún mortal se jacte ante su acatamiento124.

Luego, hijas e hijos míos, cuando os parezca que habéis trabajado mucho en el servicio del Señor, repetid las palabras que Él mismo nos ha enseñado: servi inutiles sumus; quod debuimus facere, fecimus125; somos siervos inútiles: no hemos hecho más que lo que teníamos obligación de hacer.

El resumen que saco siempre al final del día, al hacer mi examen, es pauper servus et humilis! Y esto cuando no he de decir: Josemaría, Señor, no está contento de Josemaría. Pero, como la humildad es la verdad, son muchas las veces que −lo mismo que os sucede a vosotros− pienso: Señor, ¡si no me he acordado para nada de mí, si he pensado sólo en Ti y, por Ti, me he ocupado sólo en trabajar por los demás! Entonces nuestra alma de contemplativos exclama con el Apóstol: vivo autem iam non ego: vivit vero in me Christus126; no soy yo el que vivo, sino que vive en mí Cristo.

Sin humildad no podemos jamás servir eficazmente, porque no sentiremos la necesidad de abandonarnos confiadamente a la acción de la gracia, no tendremos el impulso continuo de acudir a Dios como a nuestra única fuerza. Y no alcanzaremos del Señor los favores que nos tiene reservados, para nuestra santificación y la de nuestros compañeros: quoniam excelsus Dominus, et humilia respicit127; porque el Señor es excelso, y mira las cosas humildes.

Hijos de mi alma: sé que lucharéis por ser humildes; sé que seréis así maravillosamente eficaces, porque seréis instrumentos dóciles en las manos de Dios. Y llevaréis al mundo entero la sal y la luz de Cristo, principalmente con el ejemplo de vuestra vida: emprendamos, pues, vida nueva; hagamos de la tierra cielo y mostremos así a los gentiles de cuán grandes bienes están privados. Porque, cuando vean nuestra conducta ejemplar, contemplarán el espectáculo mismo del reino de los cielos128.

Notas
71

2 Co 12,7-10.

72

Jn 3,27.

Referencias a la Sagrada Escritura
Notas
124

1 Co 1,27-29.

Referencias a la Sagrada Escritura
Notas
125

Lc 17,10.

126

Ga 2,20.

127

Sal 138[137],6.

128

S. Juan Crisóstomo, In Matthaeum Homilia, 43, 5 (PG 57, col. 463).

Referencias a la Sagrada Escritura