Lista de puntos

Hay 20 puntos en «Surco» cuya materia es Oración.

Conscientes de nuestros deberes, ¿vamos a pasar un día entero, sin acordarnos de que tenemos alma?

En la meditación diaria ha de nacer la constante rectificación, para no salirnos del camino.

Si se abandona la oración, primero se vive de las reservas espirituales…, y después, de la trampa.

Meditación. —Tiempo fijo y a hora fija. —Si no, se adaptará a la comodidad nuestra: esto es falta de mortificación. Y la oración sin mortificación es poco eficaz.

Te falta vida interior: porque no llevas a la oración las preocupaciones de los tuyos y el proselitismo; porque no te esfuerzas en ver claro, en sacar propósitos concretos y en cumplirlos; porque no tienes visión sobrenatural en el estudio, en el trabajo, en tus conversaciones, en tu trato con los demás…

—¿Qué tal andas de presencia de Dios, consecuencia y manifestación de tu oración?

¿No?… ¿Porque no has tenido tiempo?… —Tienes tiempo. Además, ¿qué obras serán las tuyas, si no las has meditado en la presencia del Señor, para ordenarlas? Sin esa conversación con Dios, ¿cómo acabarás con perfección la labor de la jornada?… —Mira, es como si alegaras que te falta tiempo para estudiar, porque estás muy ocupado en explicar unas lecciones… Sin estudio, no se puede dar una buena clase.

La oración va antes que todo. Si lo entiendes así y no lo pones en práctica, no me digas que te falta tiempo: ¡sencillamente, no quieres hacerla!

Oración, ¡más oración! —Parece una incongruencia ahora, en tiempo de exámenes, de mayor trabajo… La necesitas: y no sólo la habitual, como práctica de piedad; oración, también durante los ratos perdidos; oración, entre ocupación y ocupación, en vez de soltar la mente en tonterías.

No importa si —a pesar de tu empeño— no consigues concentrarte y recogerte. Puede valer mucho más esta meditación que aquella que hiciste, con toda comodidad, en el oratorio.

Una costumbre eficaz para lograr presencia de Dios: cada día, la primera audiencia, para Jesucristo.

La oración no es prerrogativa de frailes: es cometido de cristianos, de hombres y mujeres del mundo, que se saben hijos de Dios.

Desde luego, has de seguir tu camino: hombre de acción… con vocación de contemplativo.

¿Católico, sin oración?… Es como un soldado sin armas.

Agradece al Señor el enorme bien que te ha otorgado, al hacerte comprender que “sólo una cosa es necesaria”. —Y, junto a la gratitud, que no falte a diario tu súplica, por los que aún no le conocen o no le han entendido.

Cuando trataban de “pescarte”, te preguntabas de dónde sacaban aquella fuerza y aquel fuego que todo lo abrasa. —Ahora, que haces oración, has advertido que ésa es la fuente que rezuma alrededor de los verdaderos hijos de Dios.

El Rosario es eficacísimo para los que emplean como arma la inteligencia y el estudio. Porque esa aparente monotonía de niños con su Madre, al implorar a Nuestra Señora, va destruyendo todo germen de vanagloria y de orgullo.

“Virgen Inmaculada, bien sé que soy un pobre miserable, que no hago más que aumentar todos los días el número de mis pecados…” Me has dicho que así hablabas con Nuestra Madre, el otro día.

Y te aconsejé, seguro, que rezaras el Santo Rosario: ¡bendita monotonía de avemarías que purifica la monotonía de tus pecados!

Un triste medio de no rezar el Rosario: dejarlo para última hora.

Al momento de acostarse se recita, por lo menos, de mala manera y sin meditar los misterios. Así, difícilmente se evita la rutina, que ahoga la verdadera piedad, la única piedad.

El Rosario no se pronuncia sólo con los labios, mascullando una tras otra las avemarías. Así, musitan las beatas y los beatos. —Para un cristiano, la oración vocal ha de enraizarse en el corazón, de modo que, durante el rezo del Rosario, la mente pueda adentrarse en la contemplación de cada uno de los misterios.

Siempre retrasas el Rosario para luego, y acabas por omitirlo a causa del sueño. —Si no dispones de otros ratos, recítalo por la calle y sin que nadie lo note. Además, te ayudará a tener presencia de Dios.

“Reza por mí”, le pedí como hago siempre. Y me contestó asombrado: “¿pero es que le pasa algo?”

Hube de aclararle que a todos nos sucede o nos ocurre algo en cualquier instante; y le añadí que, cuando falta la oración, “pasan y pesan más cosas”.

Renueva durante el día tus actos de contrición: mira que a Jesús se le ofende de continuo y, por desgracia, no se le desagravia con ese ritmo.

Por eso vengo repitiendo desde siempre: los actos de contrición, ¡cuantos más, mejor! Hazme tú eco, con tu vida y con tus consejos.

Cómo enamora la escena de la Anunciación. —María —¡cuántas veces lo hemos meditado!— está recogida en oración…, pone sus cinco sentidos y todas sus potencias al habla con Dios. En la oración conoce la Voluntad divina; y con la oración la hace vida de su vida: ¡no olvides el ejemplo de la Virgen!

Referencias a la Sagrada Escritura
Referencias a la Sagrada Escritura