Lista de puntos

Hay 11 puntos en «Camino» cuya materia es Filiación divina .

Los hijos... ¡Cómo procuran comportarse dignamente cuando están delante de sus padres!

Y los hijos de Reyes, delante de su padre el Rey, ¡cómo procuran guardar la dignidad de la realeza!

Y tú... ¿no sabes que estás siempre delante del Gran Rey, tu Padre-Dios?

«Padre –me decía aquel muchachote (¿qué habrá sido de él?), buen estudiante de la Central1—, pensaba en lo que usted me dijo... ¡que soy hijo de Dios!, y me sorprendí por la calle, ‘engallado’ el cuerpo y soberbio por dentro... ¡hijo de Dios!»

Le aconsejé, con segura conciencia, fomentar la «soberbia».

Me duele ver el peligro de tibieza en que te encuentras cuando no te veo ir seriamente a la perfección dentro de tu estado.

—Di conmigo: ¡no quiero tibieza!: «confige timore tuo carnes meas!» —¡dame, Dios mío, un temor filial, que me haga reaccionar!

«Timor Domini sanctus». —Santo es el temor de Dios. —Temor que es veneración del hijo para su Padre, nunca temor servil, porque tu Padre-Dios no es un tirano.

Cuando hayas terminado tu trabajo, haz el de tu hermano, ayudándole, por Cristo, con tal delicadeza y naturalidad que ni el favorecido se dé cuenta de que estás haciendo más de lo que en justicia debes.

—¡Esto sí que es fina virtud de hijo de Dios!

Está bien que sirvas a Dios como un hijo, sin paga, generosamente... —Pero no te preocupes si alguna vez piensas en el premio.

No tengas miedo a la muerte. —Acéptala, desde ahora, generosamente..., cuando Dios quiera..., como Dios quiera..., donde Dios quiera. —No lo dudes: vendrá en el tiempo, en el lugar y del modo que más convenga..., enviada por tu Padre-Dios. —¡Bienvenida sea nuestra hermana la muerte!

Es bueno dar gloria a Dios, sin tomarse anticipos (mujer, hijos, honores...) de esa gloria, de que gozaremos plenamente con Él en la Vida...

Además, Él es generoso... Da el ciento por uno: y esto es verdad hasta en los hijos. —Muchos se privan de ellos por su gloria, y tienen miles de hijos de su espíritu. —Hijos, como nosotros lo somos del Padre nuestro, que está en los cielos.

Delante de Dios, que es Eterno, tú eres un niño más chico que, delante de ti, un pequeño de dos años.

Y, además de niño, eres hijo de Dios. —No lo olvides.

No quieras ser mayor. —Niño, niño siempre, aunque te mueras de viejo. —Cuando un niño tropieza y cae, a nadie choca...: su padre se apresura a levantarle.

Cuando el que tropieza y cae es mayor, el primer movimiento es de risa. —A veces, pasado ese primer ímpetu, lo ridículo da lugar a la piedad. —Pero los mayores se han de levantar solos.

Tu triste experiencia cotidiana está llena de tropiezos y caídas. ¿Qué sería de ti si no fueras cada vez más niño?

No quieras ser mayor. —Niño, y que, cuando tropieces, te levante la mano de tu Padre-Dios.

Al quererte apóstol, te ha recordado el Señor, para que nunca lo olvides, que eres «hijo de Dios».

Notas
1

La Central: así se llamaba a la Universidad de Madrid en la época en que fue escrito Camino.

Referencias a la Sagrada Escritura
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