Lista de puntos

Hay 10 puntos en «Surco» cuya materia es Apostolado → fundamento del apostolado.

Somos muchos; con la ayuda de Dios, podemos llegar a todas partes, comentan entusiasmados.

—¿Por qué te amilanas, entonces? Con la gracia divina, puedes llegar a ser santo, que es lo que interesa.

Las vocaciones de apóstol las envía Dios. Pero tú no debes dejar de poner los medios: oración, mortificación, estudio o trabajo, amistad, visión sobrenatural…, ¡vida interior!

Me escribías: se unió a nuestro grupo un chico joven, que iba hacia el norte. Era minero.

Cantaba muy bien, y vino acompañando a nuestro coro. Le encomendé hasta que llegó a su estación. Al despedirse, comentó: “¡cuánto me gustaría prolongar el viaje con vosotros!”

—Me acordé enseguida del «mane nobiscum!» —¡quédate con nosotros, Señor!, y le pedí nuevamente con fe, que los demás “le vean” en cada uno de nosotros, compañeros de “su camino”.

¡Qué lección tan extraordinaria cada una de las enseñanzas del Nuevo Testamento! —Después de que el Maestro, mientras asciende a la diestra de Dios Padre, les ha dicho: “id y predicad a todas las gentes”, se han quedado los discípulos con paz. Pero aún tienen dudas: no saben qué hacer, y se reúnen con María, Reina de los Apóstoles, para convertirse en celosos pregoneros de la Verdad que salvará al mundo.

El mundo está frío, hace efecto de dormido. —Muchas veces, desde tu observatorio, lo contemplas con mirada incendiaria. ¡Que despierte, Señor!

—Encauza tus impaciencias con la seguridad de que, si sabemos quemar bien nuestra vida, prenderemos fuego en todos los rincones…, y cambiará el panorama.

Cuando trataban de “pescarte”, te preguntabas de dónde sacaban aquella fuerza y aquel fuego que todo lo abrasa. —Ahora, que haces oración, has advertido que ésa es la fuente que rezuma alrededor de los verdaderos hijos de Dios.

Me gusta que, en la oración, tengas esa tendencia a recorrer muchos kilómetros: contemplas tierras distintas de las que pisas; ante tus ojos pasan gentes de otras razas; oyes lenguas diversas… Es como un eco de aquel mandato de Jesús: «euntes, docete omnes gentes» —id, y enseñad a todo el mundo.

Para llegar lejos, siempre más lejos, mete ese fuego de amor en los que te rodean: y tus sueños y deseos se convertirán en realidad: ¡antes, más y mejor!

Antes te “divertías” mucho… —Pero ahora que llevas a Cristo en ti, se ha llenado tu vida entera de sincera y comunicativa alegría. Por eso atraes a otros.

—Trátale más, para llegar a todos.

Tres puntos importantísimos para arrastrar las almas al Señor: que te olvides de ti, y pienses sólo en la gloria de tu Padre Dios; que sometas filialmente tu voluntad a la Voluntad del Cielo, como te enseñó Jesucristo; que secundes dócilmente las luces del Espíritu Santo.

Cuando te decidas a ser mortificado, mejorará tu vida interior y serás mucho más fecundo.

Referencias a la Sagrada Escritura
Referencias a la Sagrada Escritura
Referencias a la Sagrada Escritura
Referencias a la Sagrada Escritura