Lista de puntos

Hay 12 puntos en «Forja» cuya materia es Apostolado → virtudes que requiere.

"Todo lo puedo en Aquél que me conforta". Con El no hay posibilidad de fracaso, y de esta persuasión nace el santo "complejo de superioridad" para afrontar las tareas con espíritu de vencedores, porque nos concede Dios su fortaleza.

Cuando se trabaja por Dios, hay que tener "complejo de superioridad", te he señalado.

Pero, me preguntabas, ¿esto no es una manifestación de soberbia? —¡No! Es una consecuencia de la humildad, de una humildad que me hace decir: Señor, Tú eres el que eres. Yo soy la negación. Tú tienes todas las perfecciones: el poder, la fortaleza, el amor, la gloria, la sabiduría, el imperio, la dignidad… Si yo me uno a Ti, como un hijo cuando se pone en los brazos fuertes de su padre o en el regazo maravilloso de su madre, sentiré el calor de tu divinidad, sentiré las luces de tu sabiduría, sentiré correr por mi sangre tu fortaleza.

Te empeñas en andar solo, haciendo tu propia voluntad, guiado exclusivamente por tu propio juicio… y, ¡ya lo ves!, el fruto se llama "infecundidad".

Hijo, si no rindes tu juicio, si eres soberbio, si te dedicas a "tu" apostolado, trabajarás toda la noche —¡toda tu vida será una noche!—, y al final amanecerás con las redes vacías.

Cuando te dispongas a hacer una labor de apostolado, aplícate lo que decía un hombre que buscaba a Dios: "Hoy comienzo a predicar una tanda de ejercicios para sacerdotes. ¡Ojalá saquemos mucho fruto: el primero, yo!"

—Y más tarde: "llevo varios días de ejercicios. Los ejercitantes son ciento veinte. Espero que el Señor haga buena labor en nuestras almas".

Hijo, ¡vale la pena que seas humilde, obediente, leal, que te empapes del espíritu de Dios, para llevarlo —desde el puesto que ocupas, desde tu lugar de trabajo— a todas las gentes que pueblan el mundo!

Te empeñas en ir a tu aire, y tu labor resulta estéril.

Obedece, sé dócil: pues lo mismo que es de necesidad poner cada rueda de una máquina en su lugar (de lo contrario, se para, o se deforman las piezas; y, sin duda, no produce o su rendimiento es muy escaso), así también un hombre o una mujer, sacados de su campo de acción, más bien serán un estorbo que un instrumento de apostolado.

El apóstol no tiene otro fin que dejar obrar al Señor, hacerse disponible.

Frecuentas el trato de ese compañero que apenas te da los buenos días…, y te cuesta.

—Persevera y no le juzgues; tendrá "sus motivos", de la misma manera que tú alimentas los tuyos para encomendarle más cada jornada.

Una cosa es la santa coacción y otra la violencia ciega o la venganza.

El primer paso para acercar a otros a los caminos de Cristo es que te vean contento, feliz, seguro en tu andar hacia Dios.

Trata con afecto, con cariño —¡con caridad cristiana!— al que yerra, pero sin admitir componendas en lo que vaya contra nuestra santa Fe.

Comprensión, caridad real. Cuando de veras la hayas conseguido, tendrás el corazón grande con todos, sin discriminaciones, y vivirás —también con los que te han maltratado— el consejo de Jesús: "venid a mí todos los que andáis agobiados…, que Yo os aliviaré".

Referencias a la Sagrada Escritura
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