Lista de puntos

Hay 13 puntos en «Camino» cuya materia es Apóstol.

¿La Cruz sobre tu pecho?... —Bien. Pero... la Cruz sobre tus hombros, la Cruz en tu carne, la Cruz en tu inteligencia. —Así vivirás por Cristo, con Cristo y en Cristo: solamente así serás apóstol.

Alma de apóstol: primero, tú. —Ha dicho el Señor, por San Mateo: «Muchos me dirán en el día del juicio: ¡Señor, Señor!, ¿pues no hemos profetizado en tu nombre y lanzado en tu nombre los demonios y hecho muchos milagros? Entonces yo les protestaré: jamás os he conocido por míos; apartaos de mí, operarios de la maldad».

No suceda —dice San Pablo— que habiendo predicado a los otros, yo vaya a ser reprobado.

El genio militar de San Ignacio nos presenta al demonio que hace un llamamiento de innumerables diablos y los esparce por estados, provincias, ciudades y lugares, tras de haberles hecho «un sermón», en el que les amonesta para echar hierros y cadenas, no dejando a nadie en particular sin atadura...

Me dijiste que querías ser caudillo: y... ¿para qué sirve un caudillo aherrojado?

Mira: los Apóstoles, con todas sus miserias patentes e innegables, eran sinceros, sencillos..., transparentes.

Tú también tienes miserias patentes e innegables. —Ojalá no te falte sencillez.

Cuentan de un alma que, al decir al Señor en la oración «Jesús, te amo», oyó esta respuesta del cielo: «Obras son amores y no buenas razones».

Piensa si acaso tú no mereces también ese cariñoso reproche.

El celo es una chifladura divina de apóstol, que te deseo, y tiene estos síntomas: hambre de tratar al Maestro; preocupación constante por las almas; perseverancia, que nada hace desfallecer.

No te duermas sobre los laureles. —Si, humanamente hablando, esa postura es incómoda y poco gallarda, ¿qué sucederá cuando los laureles —como ahora— no sean tuyos, sino de Dios?

Al apostolado vas a someterte, a anonadarte: no a imponer tu criterio personal.

Nunca seáis hombres o mujeres de acción larga y oración corta.

Procura vivir de tal manera que sepas, voluntariamente, privarte de la comodidad y bienestar que verías mal en los hábitos de otro hombre de Dios.

Mira que eres el grano de trigo del que habla el Evangelio. —Si no te entierras y mueres, no habrá fruto.

Sed hombres y mujeres del mundo, pero no seáis hombres o mujeres mundanos.

No olvides que la unidad es síntoma de vida: desunirse es putrefacción, señal cierta de ser un cadáver.

El desprecio y la persecución son benditas pruebas de la predilección divina, pero no hay prueba y señal de predilección más hermosa que esta: pasar ocultos.

Referencias a la Sagrada Escritura
Referencias a la Sagrada Escritura