Lista de puntos
«María escogió la mejor parte», se lee en el Santo Evangelio. —Allí está ella, bebiendo las palabras del Maestro. En aparente inactividad, ora y ama.
—Después, acompaña a Jesús en sus predicaciones por ciudades y aldeas.
Sin oración, ¡qué difícil es acompañarle!
Si no tratas a Cristo en la oración y en el Pan, ¿cómo le vas a dar a conocer?
Te diré, plagiando la frase de un autor extranjero, que tu vida de apóstol vale lo que vale tu oración.
¿Motivos para la penitencia?: Desagravio, reparación, petición, hacimiento de gracias: medio para ir adelante...: por ti, por mí, por los demás, por tu familia, por tu país, por la Iglesia... Y mil motivos más.
Una característica muy importante del varón apostólico es amar la Misa.
Nunca seáis hombres o mujeres de acción larga y oración corta.
Procura vivir de tal manera que sepas, voluntariamente, privarte de la comodidad y bienestar que verías mal en los hábitos de otro hombre de Dios.
Mira que eres el grano de trigo del que habla el Evangelio. —Si no te entierras y mueres, no habrá fruto.
Si queréis entregaros a Dios en el mundo, antes que sabios —ellas no hace falta que sean sabias: basta que sean discretas1— habéis de ser espirituales, muy unidos al Señor por la oración: habéis de llevar un manto invisible que cubra todos y cada uno de vuestros sentidos y potencias: orar, orar y orar; expiar, expiar y expiar.
Los que, dejando la acción para otros, oran y sufren, no brillarán aquí, pero ¡cómo lucirá su corona en el Reino de la Vida! —¡Bendito sea el «apostolado del sufrimiento»!
Documento imprimido desde https://escriva.org/es/book-subject/camino/503/ (05/05/2024)