Lista de puntos

Hay 4 puntos en «Surco» cuya materia es Vida interior  → dificultades en la vida interior .

La oración se desarrollará unas veces de modo discursivo; otras, tal vez pocas, llena de fervor; y, quizá muchas, seca, seca, seca… Pero lo que importa es que tú, con la ayuda de Dios, no te desalientes.

Piensa en el centinela que está de guardia: desconoce si el Rey o el Jefe del Estado se encuentra en el palacio; no le consta lo que hace y, en la mayoría de los casos, el personaje no sabe quién le custodia.

—Nada de esto ocurre con nuestro Dios: El vive donde tú vivas; se ocupa de ti; te conoce y conoce tus pensamientos más íntimos…: ¡no abandones la guardia de la oración!

Unas veces dejas que salte tu mal carácter, que aflora, en más de una ocasión, con una dureza disparatada. Otras, no te ocupas en aderezar tu corazón y tu cabeza, con el fin de que sean aposento regalado para la Santísima Trinidad… Y siempre, acabas por quedarte un tanto lejos de Jesús, a quien conoces poco…

—Así, jamás tendrás vida interior.

El Señor sembró en tu alma buena simiente. Y se valió —para esa siembra de vida eterna— del medio poderoso de la oración: porque tú no puedes negar que, muchas veces, estando frente al Sagrario, cara a cara, El te ha hecho oír —en el fondo de tu alma— que te quería para Sí, que habías de dejarlo todo… Si ahora lo niegas, eres un traidor miserable; y, si lo has olvidado, eres un ingrato.

Se ha valido también —no lo dudes, como no lo has dudado hasta ahora— de los consejos o insinuaciones sobrenaturales de tu Director, que te ha repetido insistentemente palabras que no debes pasar por alto; y se valió al comienzo, además —siempre para depositar la buena semilla en tu alma—, de aquel amigo noble, sincero, que te dijo verdades fuertes, llenas de amor de Dios.

—Pero, con ingenua sorpresa, has descubierto que el enemigo ha sembrado cizaña en tu alma. Y que la continúa sembrando, mientras tú duermes cómodamente y aflojas en tu vida interior. —Esta, y no otra, es la razón de que encuentres en tu alma plantas pegajosas, mundanas, que en ocasiones parece que van a ahogar el grano de trigo bueno que recibiste…

—¡Arráncalas de una vez! Te basta la gracia de Dios. No temas que dejen un hueco, una herida… El Señor pondrá ahí nueva semilla suya: amor de Dios, caridad fraterna, ansias de apostolado… Y, pasado el tiempo, no permanecerá ni el mínimo rastro de la cizaña: si ahora, que estás a tiempo, la extirpas de raíz; y mejor, si no duermes y vigilas de noche tu campo.

Sufres mucho, porque ves que no estás a la altura. Quisieras hacer más y con mayor eficacia, pero a menudo actúas totalmente atolondrado, o no te atreves.

«Contra spem, in spem!» —vive de esperanza segura, contra toda esperanza. Apóyate en esta roca firme que te salvará y empujará. Es una virtud teologal, ¡estupenda!, que te animará a adelantar, sin temor a pasarte de la raya, y te impedirá detenerte.

—¡No me mires así!: ¡sí!, cultivar la esperanza significa robustecer la voluntad.

Referencias a la Sagrada Escritura
Referencias a la Sagrada Escritura